martes, 15 de febrero de 2011

GRUPO DOS


LLUSHTINGA
La ciudad de Tacabamba está ubicada en una loma al norte de su valle, en la base de los cerros  Chalpón y Venadera, perteneciendo ambos a los de mayor altura llamados Chaccha  y  La Palma respectivamente.

Este lugar no fue el originario, pues los colonizadores españoles establecieron el poblado en un principio al lado opuesto y a orillas del río Tuspón, pero debido a las continuas crecientas y consiguientes daños, lo trasladaron con la presencia de Fray Francisco Huertas (Predicador Reparador de Agravios de Indios) en el año de 1695.

La plaza recién fue nivelada en 1905 cuando era alcalde el “gringo Orlandini”, allí apareció el “poyo de la Iglesia” hoy Atrio Mariscal Ramón Castilla.

La capilla de la Cruz de Chalpón data de 1925 cuando se estableció la Fiesta del 5 de Agosto con su protagonista don Sebastián Aguirre.

Desde la plaza se ve fácilmente la capilla y viceversa en línea recta pasando por la bocacalle occidental del jirón Lima, por eso algunas fotos de la plaza tienen por fondo el verdor del cerro más cercano.

Al centro de la plaza estaba la pila de piedra mandada construir por el Gringo Orlandini y terminada por el Alcalde don Lizardo Zevallos en 1931.

En 1975 el Club Tacabamba de Chiclayo mandó confeccionar una estatua de bronce, de tamaño mediano de Venus, la diosa romana del amor que fue colocada sobre la pila de piedra del centro de la plaza y en 1997 el alcalde José Olegario Campos mandó hacer la estatua de Jesús que colocaron en el Cerro Chalpón un poco más arriba de la Capilla de la Cruz.

Lo cierto es que habíamos notado que muchas mujeres de condición muy modesta que acostumbraban cruzar la plaza cotidianamente, lo hacían cubriéndose la cara con su bayeta,  pañón o lliclla cuando estaban por la parte céntrica, o en su defecto, girando la cara en sentido contrario de la pila y su Venus desnuda. 

Cuando conversaban entre ellas o cuando preguntábamos por el motivo, siempre decían   “ACHACAY  LA  LLUSHTINGA”, queriendo dar a comprender que sentían vergüenza de ver la mujer desnuda de bronce.

La palabra llushtinga proviene del quechua de nuestros ancestros y quiere decir desnuda o calata, ésta última se considera como peruanismo.

En los lugares frecuentados por los comentaristas y juergueros, se escuchaban  menudos chascarritos como el siguiente:

“¿Saben que el Cristo del Chalpón se comunica todos los días con la llushtinga de la plaza?”

Noooo,  ¿y cómo es eso?

Abriendo los brazos el Cristo le pregunta  ¿a qué hora?  Y ella, levantando el dedo índice le contesta ¡a la una!

Pero no hay bien que dure cien años ni amor que no tenga fin, el alcalde Julón en su primer mandato  dio un tremendo jalón y desapareció la pila de piedra de la plaza, con llushtinga y todo, so pretexto de modernizarla. Ahora el Cristo, por más que busca y rebusca ya no ve a su consorte, cree que está escondida entre tantas cosas que han construido saturando la placita de Tacabamba.
bocanegraaugusto@hotmail.es  
“A fin de cuentas, todo es un chiste”.        (Charles Chaplin)
“Reírse de todo es propio de tontos, pero no reírse de nada, lo es de      estúpidos”.  (Erasmo de Rótterdam) 
 “ El amor para vivir y el humor para sobrevivir”.




FALLIDA SERENATA


Chota estaba de fiesta por los cien años de existencia del glorioso Colegio Nacional San Juan, era el año 1961 . La novia mía era una de las reinas que engalanaban la celebración e insistió en que yo que estaba ausente, debería viajar para encontrarme en tan importante efeméride. Así lo hice desde la cálida “Sultana de las Sultanas”  Sullana – Piura; además, porque como sanjuanista era mi deber cumplir con el amado colegio participando con los amigos de la promoción 1957 en diferentes actos programados. De paso, disfrutar de las amenidades de la tradicional fiesta de San Juan Bautista.

La carretera que en abril estaba en pésimas condiciones por las inclementes lluvias, al 22 de junio la encontré perfectamente arreglada y el viaje fue además de placentero, rápido, tal es así que en pocas horas  y al anochecer ya estaba en la acogedora Chota.

El ambiente amoroso estaba complicado, dado el desacuerdo surgido entre los familiares de Consuelo del Carmen (al centro), pues una parte de ellos se oponía al matrimonio, de tal manera que no pude verla a mi llegada. 


Los amigos como siempre sí que me dieron una gran acogida al encontrarnos, en especial unos jóvenes paisanos tacabambinos que se encontraban de paso por ésa, los hermanos Alejandro y Jorge Linares Terrones, que de “buenas a primeras” me ofrecieron sus artísticos servicios para la consabida serenata, pues conformaban un afamado dúo musical. En el hotel Comercio donde estábamos hospedados  hicimos el ensayo : Yo con la primera voz y ellos con la segunda y el acompañamiento instrumental en las tres canciones acordadas: Vals El Plebeyo, ranchera Volver, Volver y tango Percal. Todo parecía estar a “pedir de boca”. Debíamos hacer tiempo hasta la una de la mañana.

Los hermanos Linares llevaban consigo desde Lima con destino a Tacabamba sus infantables instrumentos y un sobrinito de seis años llamado Oscar Cardoso Linares a quien deberíamos hacer dormir máximo a  las diez, pero el pequeño no tenía sueño y lo más grave, no se separaba de sus tíos. Después de insistir varias veces decidimos llevarlo bien abrigado a la serenata. 
12 y 45 ya nos aproximábamos a la casa  de la familia Arrascue en la calle 30 de Agosto  a una cuadra antes de la prestigiosa “Escuela 61” . La calle angosta como todas las del centro de la ciudad, en la esquina previa todavía estaba el chorro surtidor de agua para el vecindario. El alumbrado público aunque  deficiente, podía sin embargo permitir reconocer a las personas que transitaban. A pocos metros de la casa indicada había un poste de madera con un foco a manera de farola. Ya no estaba el empedrado antiguo de la calle y la acequia central, habían sido reemplazados por un afirmado y una acequia angosta encementada que servía de desagüe a uno de sus lados y debajo de la acera. Tránsito cero a esa hora, silencio en la noche, ambiente propicio para lanzar al viento una tradicional y significativa serenata de amor al ser amado.

Nos alineamos bajo el foco de alumbrado eléctrico que podría facilitarnos ver la letra de las canciones, frente a nosotros y con la curiosidad al tope estaba Osquitar.  Ante la señal dada por Alejandro (Pepe) se inicia el potente sonido de su acordeón, rasgado por  las cuerdas de la guitarra de Jorge en una introducción característica y repetida (bis) de la “guardia vieja” del afamado vals El Plebeyo de Felipe Pinglo Alva.  Lo magnífico del momento ya despertó a los vecinos que curiosos abrían las ventanas de las puertas de sus balcones y asomaban sus cabezas, inclusive, en los pisos altos de la casa de la novia ya se encendían las luces, preludio de su salida al balcón a media serenata y al final una posible invitación a pasar a la sala de tan elegante casona.
El novio, galán y apasionado canta en primera con el fondo de las voces en segunda de los hermanos Linares: 
La noche cubre yaaaa con su negro crespóooon,
            de la ciudad, las calles que cruza 
            la gente con pausada accióooon.
            La luz artificiaaaal, con débil 
            proyeccióooon, propicia la penumbra que            
            esconde en su sombra venganza y traicióooon.
Después de laboraaaar, vuelve a su humilde hogaaaar,
            Luis Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo,
            el hombre que supo amaaaar, y que sufriendo             estáaa  esta infamante leeey de amar a una            
             aristócrata siendo plebeyo éeeel.
 Al finalizar la segunda estrofa,  justo a la  mitad de la canción, en pleno intermedio instrumental  se produjo algo inaudito, horroroso para el niño: una langosta nocturna que revoloteaba por el foco e inmediaciones,  grande,  con ojazos desorbitados y con tremendas y amenazantes tijeras lo tenían en zozobra, hasta que al fin, violentamente  se posa en su nariz, provocándole pavorosa gritería. El acordeón y la guitarra callaron y quedaron en el piso, las voces por consiguiente y todos prestos a atender al pequeño que lloraba desconsolado.
No había nada que hacer ya,  terminó fallidamente la serenata. Los vecinos presenciaron  intrigados y la novia,  la novia no sé, posiblemente quedó desconsolada, frustrada. Los serenatistas nos retiramos derrotados, pero al final, en medio de la “correspondencia amical”  reíamos de los azares de la vida. Después se convirtió en una comentada y jocosa anécdota por algún tiempo.
Ese día había una fiesta de gala en el salón parroquial al que malas voluntades intentaron  impedirme la entrada, sin embargo lo conseguí gracias a la intervención de un buen amigo que era uno de los organizadores.  Además, trataron de  fomentar un desorden para desalojarme, cosa que quedó disuadido cuando el “Zorro Briones” y su gente intervinieron abiertamente a mi favor.
Al siguiente día  una de las vecinas avanzada en años  y con dotes cabalísticas, conversando sobre los incidentes me decía: “Muy mal presagio vecino, nada bueno puedo ver, su compromiso no tiene futuro”. Mi incredulidad no le daba crédito, pero no pasó mucho tiempo que sobrevino la verdad y el idilio sal y agua se volvió. ¡Qué pena!  Pena porque la vida no nos  ha tratado como realmente  queríamos. Son gajes de la juventud, prejuicios familiares, vaivenes de las circunstancias y remolinos pasionarios que  sólo el pasar del tiempo borra.
Chota,  junio de 1986.
“El tiempo y el desengaño son dos amigos leales que despiertan al que sueña y enseñan al que no sabe”.
“Los príncipes azules siempre se destiñen”.
“Amor es el intercambio de dos fantasías y el contacto de dos egoísmos”.   (Paul Auguez)


18)
LA UTA  Y  EL GUSANEX
La uta  es una enfermedad grave de la piel. Su nombre técnico es Leishmaniasis . Esta enfermedad es transmitida por un mosquito vector que chupa la sangre (Flebótomo).

Es propia de lugares cálidos, lo que en nuestro medio llamamos “temples”, tales como Gualango , Guineamayo, Oroya, Nungo Temple, Las Juntas, Chuaguit Temple y otros con influencia zonal de Tacabamba.
La forma cutánea que es la más común, es una llaga o grano que se cubre con una costra sumamente fastidiosa que va agrandándose paulatinamente y emana mal olor. Carcome la piel de la cara, piernas, orejas, etc lugares expuestos a la picadura del mosquito pernicioso.

Su curación es muy difícil y costosa, muchas veces imposible. Los pacientes tienen que viajar a las grandes ciudades en busca de alivio, tratamientos que se dan a base de inyectables poderosos.
Antiguamente se encontraba cura con un método cruel: se colocaba un molde de madera o arcilla en la parte afectada y con previa bebida de aguardiente cual anestésico, se le vaciaba chancaca hirviente, que cuando enfriaba y al retirar el molde, arrancaba no sólo la piel si no parte de tejido muscular. Sanaba penosamente durante  meses y dejaba una imborrable , característica y odiosa cicatriz.
Un alumno mío de cuarto grado de primaria, tenía un incipiente grano de uta en la oreja, decía que le curaba un “curioso”, se lo llevé a la Posta Médica, le estaban aplicando algunos ungüentos, mas parecía agrandarse la afección. Su padre se lo llevó a un lugar distante, cuando regresó estaba casi sano, no más que había perdido un tercio de oreja. Decía que lo curaban con unto y polvo de hoja de matico.

A falta de veterinarios en nuestro terruño, alternaba mi actividad docente con curaciones de todo tipo en el ganado, estudiando y aplicando las medicinas que las conseguía en Chiclayo. Como abundaban las heridas con gusaneras o larvas de moscas, conseguí un producto importado de Estados Unidos y del Laboratorio Cooper, se llamaba GUSANEX y era como una miel  muy densa de color marrón oscuro, eficaz para dichas afecciones. Se pegaba fuertemente a las heridas. Para disolverlo tenía que friccionarse con alcohol fuerte. Hablo de los años setenta y parte de los ochenta.
Cierta vez, llegó una familia de campesinos pobres pidiendo remedio para la uta de una de sus niñas, allí estaba ella cubriendo su cara con un raído pañón  y sombreo de junco. Era una llaga facial del tamaño de un sol, purulenta y con visos de tener gusanos al interior. Imposible al parecer, pero sugestivo. Se me iluminó la mente pensando en el poderoso remedio de Cooper, cubrí la uta con GUSANEX y para el próximo domingo cuando volvieron había mejorado notablemente. Otra curada con el improvisado medicamento y ocho días más, comprobé la eficacia del tratamiento. Quedaba una mancha rojiza que se fue extinguiendo lentamente.

La esposa del Director de mi Centro Educativo, estaba adoleciendo de una costra reacia, parecía uta, pero en realidad no lo era; sin embargo, como se hacía, con un uso (estilete de madera) apliqué el milagroso GUSANEX, tal vez por dos o tres veces. Quedó completamente sana.
El único caso que demoró ocho aplicaciones por lo menos, fue la de un ganadero campesino que tenía toda una pierna llena de uta. Sanó  y supo retribuirme muy bien, por su propia voluntad en dinero y especies.
La noticia cundió por toda la zona, e iban llegando de distintas condiciones los afectados por este lacerante mal. Igual, para todos tenía el tratamiento. La curación se había dado en aproximadamente treinta casos Un bien silencioso se prodigó a nuestro pueblo, es un recuerdo tal vez ya olvidado. Una anciana, doña Adela, vecina que veía los casos, me decía: “Vaya, ha vuelto don Juancito”, en alusión a un tío abuelo mío, curandero aficionado muy reconocido, padre del tío Rodolfo Bocanegra Loayza.
Cuando compraba este producto veterinario, en frascos de ¼ de litro, el dueño de Agrícola Chiclayo me anunció la ausencia definitiva de GUSANEX, pues ya había sido anulada la importación, por haber remedios similares nacionales como el antiguo KRESO, pero de poder casi nulo en la curación de las gusaneras. Compré algunos frascos que sirvieron para curar la uta hasta que hube de salir a radicar en Chiclayo. Dejé el remanente y las instrucciones a un amigo aficionado también Sr. Delgado, al que llamaban “Amor sublime”, pero desconozco la labor que pudo haber cumplido.
Este producto solamente podría conseguirse  encargando su compra a los que viajan a Estados Unidos de Norteamérica, pues, efectivamente en el Perú ya no existe comercialmente.
bocanegraaugusto@hotmail.es  
"Todavía en aquel entonces el maestro tenía que asumir diversas responsabilidades con su comunidad por falta de profesionales en diferentes ramas".

17)
TACABAMBA  E  IQUITOS
No cabe duda que Tacabamba fue hasta finales del siglo XIX un pueblo importante en la serranía norte del país, no solamente por sus raíces históricas, sino también por la presencia de familias de linaje español, su producción y comercio. Llegó a convertirse en un puerto terrestre por el que transitaba el oro, el café, el cacao y variadas mercancías  desde la costa a la selva, Chiclayo – Tacabamba -  Iquitos  y viceversa. No existía la ruta de Jaén  y otros pueblos en el Nor Oriente, como lo es en la actualidad. Recordemos el primer proyecto de carretera de penetración elaborado por el Ing. Eleuterio Sánchez Lozano : Chiclayo, Chota, Amazonas, años 1890.
     Águeda Circunsición de las Nieves Reátegui del Águila, con su hermano Emiliano y su jibarita Sofía . 1907.
La penosa travesía se hacía durante un mes en acémilas, senderos de a pie  en algunos lugares muy difíciles y en pequeñas o medianas embarcaciones.

Hasta hoy, en las casas antiguas que resisten el paso de los años, existen en los umbrales de las puertas  de las tiendas o zaguanes, un gancho de fierro prendido, en el cual precisamente se suspendían las balanzas de barra o las romanas para pesar los cargamentos.

Las principales familias que estaban involucradas en los viajes y la actividad comercial fueron los Cotrina, Delgado, Oblitas, Córdova, Gálvez, Villegas, Olano, Requejo, Portocarrero, Sánchez, Paredes, Lozano, Guerrero, Montenegro, Pardo, etc.

Los viajes eran verdaderas odiseas, llenas de aventuras y peligros que bien sabían sortear, lo cual sin duda daba también halagüeñas recompensas.

Un grupo de amigos viajeros entre los que destacaban don Teofisto Delgado, don Carlos Gálvez, don Olegario López, etc contaban con la compañía de un Chiclayano, hermano de don Nicolás Cuglievan, el cual por alguna razón prefirió quedarse en un lugar de nativos aguarunas cerca de Iquitos, muy acostumbrado ya, pues habían transcurrido muchos años. Cuando sus amigos  tacabambinos estaban en Chiclayo, daban noticias a los Cuglievan de su familiar que se quedó en la selva y por más mensajes o recados que llevaban, el susodicho no regresaba. Sólo lo hizo después de cuarenta años, fue muy bien recibido en Chilcayo, pues su familia era ya una de las más notables. Rehusó a disfrutar de las comodidades de la ciudad, se comportaba según las costumbres aguarunas en su alimento, ropa y cama. Hasta que fastidiado regresó a su hábitat en la selva de donde ya nunca más salió.

Carlos y Olegario pese a su avanzada edad, mostraban orgullosos su buena dentadura y decían que cuando llegaron por primera vez a la selva de Iquitos y entraron en relación con los jíbaros, éstos, en ceremonia especial junto con muchos jóvenes nativos, los curaron para que nunca se piquen o careen sus piezas dentales, haciéndolos masticar por algunas horas unas hojas calientes asadas al fuego.

Teofisto, galán tacabambino consiguió el sí de una dama en Iquitos la señorita ÁGUEDA CIRCUNSICIÓN DE LAS NIEVES REÁTEGUI DEL  ÁGUILA con quien contrajo matrimonio y viajaron a Tacabamba donde radicó por muchos años hasta la muerte de su esposo, sin dejar de hacer algunos viajes a su tierra natal y en vía de negocios. Procrearon dos hijas: Zoila  y Grimanesa Delgado Reátegui, troncos de distinguidas familias tacabambinas.

Amenas y conmovedoras narraciones se daban acerca de estos viajes de aventuras:


Cuando en la selva, llegaban a un punto donde no había acémilas, ni era posible viajar por río, tenían que adentrarse por senderos en la espesura  del bosque que sólo los aguarunas  y jibaros conocían y quienes por cierto pago pecuniario o en objetos, cargaban en sus espaldas a las personas y bultos de equipaje. Éstos, hacían recomendaciones a los pasajeros para que tomen debidas precauciones; entre ellas lo de las ahorcadoras. En caso de que en el trayecto y desde los árboles, saltaran a sus cuellos las culebras ahorcadoras, no tenían otra cosa que hacer si no, morderlas fuertemente hasta herirlas, pues la saliva humana es veneno efectivo y rápido contra tales ofidios que de inmediato se desenvuelven de los cuellos de los pasajeros, caen y mueren.

Más de una vez, cuando Águeda regresaba de Iquitos, disponía que sus trabajadores acompañantes acerquen su embarcación a la orilla, donde jugaban  niños nativos con el fin de capturarlos y llevarlos consigo. Así llegaban con algunas niñas jíbaras que las distribuían en las casas de su familiares en Tacabamba, las que eran dedicadas al servicio del hogar. Una de ellas se ve en la fotografía, la llamaban  Sofía la jibarita. Ellas, cuando lavaban la ropa de sus amos o  taitas, encontraban en los bolsillos algunas pepitas de oro de las que traían como mercancía desde Iquitos y algunas monedas o libras de oro peruanas, con las cuales siempre obsequiaban a sus “niñas” que eran las nietas de mamá  Águeda Circunsición.


Esta actividad no pudo repetirse una tercera vez, porque cuando lo intentaron, los jíbaros ya habían tomado precauciones y lograron capturar a un hermano de Águeda al que llamaban Bartolo y dos trabajadores o arrieros, a quienes, ajusticiaron delante de sus familiares que estaban en la embarcación, sin aceptar el canje por dinero u objetos que a ellos gustaba. Pues como eran antropófagos, en ceremonia jíbara, los comían a pedazos luego de introducirlos en grandes ollas con agua hirviente y mostrarlos amenazantes a los tripulantes.

Por diferentes lares Cajamarquinos frecuentaba un tal Lorenzo Justiniano Reátegui, hijo de Barlolomé Reátegui (posiblemente el que fue comido por los caníbales) y de una dama tacabambina doña María Jesús Hoyos. Su partida de bautizo está fechada el 9 de setiembre de 1882 en la Parroquia de  El Carmen de Celendín.

Las familias Herrera Delgado  y Gálvez Delgado habían asimilado algunas costumbres de Iquitos de parte de su abuela Águeda  Circunsición  de las Nieves, tales como el lujo en el vestir, el canto, el baile, al arte culinario, en especial los afamados juanes en forma de tamal grande de arroz con ligazón de huevo batido y dentro de gallina.

Antes de regresar definitivamente a Iquitos, Águeda tuvo otro compromiso y un hijo que se llamó Víctor Reátegui, cuyo apellido paterno no figura en la partida de bautizo del 6 de Abril de 1886 en la Parroquia de San Bartolomé de Tacabamba

Hoy Águeda Reátegui es una leyenda viva en el recuerdo de diferentes familias de origen tacabambino y ascendencia de Iquitos capital de Loreto.
bocanegraaugusto@hotmail.es 
"La historia familiar puede abrir el paso a la historia de los pueblos".
"Nuestros ancestros forjaron el presente, ¡reconozcámoslo!"
16)

NUESTRO ADIÓS AL “CHOLO” SEGURA
LIZARDO SEGURA CABRERA, heredero  de  sobresaliente trayectoria familiar tacabambina, gran querendón de aquella su tejana tierra e hijo del legendario personaje don Homero Segura Corcuera, ha dejado de existir, un infarto laceró su corazón el 22 de Febrero último, sus restos  mortales fueron cremados y su espíritu voló al más allá dejando huella inolvidable entre los que bien le conocieron, estimaron y admiraron.

Tacabamba, Set. 1945
Desde muy joven acompañaba a su padre en las travesías de regreso a Tacabamba, en especial en las ferias de Setiembre, imbuidos de profunda fe en el Misericordioso Patrono, cariño por el amado terruño y la actividad empresarial, pues conducían selectas piaras de ganado caballar y mular que hacían parte del prestigio comercial de tales eventos. Lo mismo  hacían en las fiestas de La Asunción de Cutervo,  San Juan de Chota y otros pueblos.

Con Gilberto Portocarrero y César Gálvez - 1955
Constituido su hogar supo darle la prestancia y dignidad acorde con sus buenos sentimientos y trabajo indesmayable.
Su especialidad era domar acémilas y entrenarlas para poderlas negociar o exhibir en las exposiciones, corsos y desfiles , especialmente con los caballos de paso.

 Chiclayo, 2002
Trabajó en esta actividad para la firma Backus en Chiclayo, al igual que su hijo Gimi, haciendo con los chalanes de su equipo el deleite de los espectáculos y desfiles en ésta y muchas otras ciudades, cosechando aplausos.  “Cholo Lizardo” se le decía con el cariño y orgullo de su casa, fraternidad  y  reconocimiento de amigos y paisanos. Su señera presencia ya era infalible realzando las actividades en nuestro “Recinto Tacabamba”.
Amigo Lizaardo, como parte de mi homenaje en tu partida sin retorno,  te expreso mis dolidas frases de despedida  y de sentido pesar a todos tus familiares.  Que  la gratitud  y los recuerdo hacia ti perduren y florezcan.
Augusto Bocanegra Gálvez  - Chiclayo, Feb. 25 del 2012 -       bocanegraaugusto@hotmail.es    


  “En la prosperidad nuestros amigos nos conocen, en la adversidad nosotros          conocemos a nuestros amigos”.                (Michael Collins)
“Cada uno muestra lo que es en los amigos que tiene”. (Baltazar Gracián
 
“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.  (Rabindranath Tagore)
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15)
CARNAVAL EN TACABAMBA
El carnaval es una fiesta universal, pero hay países que se destacan por la grandeza, pompa y atracción turística , tal es el caso de Brasil.
El Perú también tiene gran peculiaridad carnavalesca en sus diferentes regiones, pero sobresalen Puno y Cajamarca.
El carnaval cajamarquino es tan tradicional como antiguo, y no solamente en la capital del Departamento o Región, sino en sus provincias y distritos, bastaría mencionar entre ellos a Celendín y Tacabamba respectivamente.
Imagino a mi pueblo celebrando actualmente el carnaval, con las innovaciones del Moderno Carnaval Cajamarquino de la Capital. También los adelantos que haya experimentado el de Chugmar, prestigioso centro poblado.
No vendría al caso hacer una descripción actual de esta festividad pagana, y lo digo así porque tiene visos religiosos no cristianos o anticristianos, aunque veleidosos o pasajeros, pero de gran simulación diabólica o de otro dios, el de la alegría desbordante o dios MOMO como se le da en llamar.
Antes bien, creo hacerlo mejor, transportándome por el camino de los recuerdos, al carnaval de antaño, tan costumbrista, jocoso e idiosincrático, que nos hará vivir momentos de añoranza y sentirnos orgullosos de nuestro pasado folklórico, como un valor más de nuestro prestigioso terruño.
En mi niñez, cuando veíamos al “Totar” en sus faenas diarias de aguatero, al servicio de muchas familias, que lo retribuían con el alimento, ropa y propinas, mis padres y abuela comentaban: “Así como se ve al Alcibiades Núñez, alias Totar, viejo, alto, enjuto, pero ágil y diligente en su oficio de llevar en baldes el agua desde las piletas a los hogares, tuvo en su juventud una época de oro, era músico, tocaba la armónica, dirigía un grupo orquestal con seis integrantes y elegante, asistía contratado a las fiestas familiares. Pero gustaba mucho de los carnavales, solía salir algunas noches pre carnavalescas, acompañando musicalmente a las comparsas de jóvenes que disfrazados recorrían las calles y visitaban las tiendas y hogares que daban su contribución para la celebración del carnaval. Incansables entonaban ya el tradicional Arriba Caballo Blanco Siluló”.
Posteriormente, las comparsas callejeras disfrazadas de diablos y pancracias eran acompañadas por numerosos grupos de jóvenes y niños que silbando , palmas y bombo tocaban el famoso Carnaval Cajamarquino. Algunas noches la Municipalidad ordenaba la participación de su banda de músicos. Y mucho después, los parlantes de Radio Municipal animaban estas salidas nocturnas, con el carnaval limeño traído en discos de carbón.
Todos estos días previos a los carnavales de domingo, lunes, martes y miércoles de ceniza, se ultimaban los preparativos para la gran fiesta. Habían personajes especialistas en confeccionar las máscaras (“máshcara” en el original léxico serrano cajamarquino). Entre otros: los hermanos Ayala de la Cruz del Puente, don Felipe Herrera “Joija” e hijos, Augusto Burga “Burgolea” los hermanos Segundo y Asunción Gómez del Alto Perú, en la Escuela 63 se enseñaba en el curso de Trabajo Manual.
Los diferentes barrios de la ciudad y en algunas campiñas o centros poblados, se perfilaban las paradas de las “unshas” (después se ha dado en llamarlas yunsas, como en otros lugares no cajamarquinos) las mismas que eran colocadas en las intersecciones de las calles o en un lugar destacado o visible. La unsha de la plaza de armas era la más importante, pues la vestían con los obsequios de las mejores tiendas comerciales. No faltaban las camisas de céfiro, pantalones de dril, pañolones de lana, herramientas, gallos de pelea en jaula, baldes de latón y tachos de hojalata, frutas, escobas, serpentinas, globos, cañas, culminando con la bandera peruana en la parte más alta del palo de árbol preferentemente sauce que se utilizaba y que era llevado desde su lugar de origen al sitio determinado en hombros de multitud de entusiastas cargadores.
Gran entusiasmo despertaban los concursos de disfraces carnavalescos, tanto de adultos, como infantiles, con premios y fiesta bailable.
Menudeaba la chicha y el aguardiente en las esferas populares y la cerveza alemana , el vino Cinzano y el pisco en los personajes notables.
Por generaciones acostumbraban disfrazarse para las comparsas, todos los años casi las mismas personas. Las caretas eran representaciones diversas, pero las más caracterizadas eran los diablos y sus mujeres las pancracias, liderados por el diablo mayor que era el más temerario que usaba rabo largo, zapatos grandes y polainas, esgrimiendo el látigo más grande hecho de soga de cabuya sacada que hacía reventar en las esquinas. Este típico personaje fue desempeñado por décadas por el famoso “Cabo Shoro” o "Cabo Tuza" (Tomás Cayatopa , de las Tunas).
La comparsa diabólica presidía y también iba a la retaguardia del corso de la Reina y sus hermosas damas, cuyas elecciones duraban por lo menos quince días previos a los carnavales. Corso elegante que era el lance de honor y desembolso económico de las principales familias.
Si de música se trata, allí estaban: La Banda Municipal de Músicos, la Banda Unión y Progreso de Cumpampa, los grupos de guitarristas, mandolinas y rondines como los del Totar , el Tobías Mono (Tobías Romero) y otros. Infaltables las bandas típicas de quenas, y los cantores de salón con guitarra y con cajón. Desde ya se cantaba hasta el cansancio el Carnaval de Cajamarca o de Celendín, que con diferentes variantes, la letra decía lo siguiente:


Arriba caballo blanco – Siluló (bis)
sácame de este arenal – Guayluló (bis)
Porque tengo un desafío – Siluló (bis)
el martes de carnaval – Guayluló (bis)
Porqué has venido tan triste - Carnaval (bis)
si eres fiesta de alegría - carnaval. (bis)
Carnaval, carnaval, siempre te he de recordar,
carnaval, carnaval, nunca te podré olvidar.

Los bailes populares en las casas, en las esquinas y bajo las unshas, los bailes sociales en los salones de la Municipalidad o en las salas de las familias más distinguidas como lo eran los “hacendados”.
Entre las comidas, en las que nunca faltaban los cuyes y gallinas, abundaban las pelas de coches (chanchos) con sus consabidos platos de chiclarrones, frito, carne sancochada, rellenas salchichas y pellejos. Pero lo que caracterizaba más al carnaval eran las suculentas lapas de SANCOCHO con punta y mate de caldo de sancocho aparte. Potaje con variedad de ingredientes: yucas, ricachas (arracachas) repollos, camotes, papas, cayguas, etc, con carnes de res, carnero y chancho, incluyendo su atocinado pellejo. Delicia culinaria que era servido desde las bateas en las lapas, mates y platos y cuyo sobrante era material carnavalesco que se echaban sobre las cabezas de los fiesteros.
Los señoritos (jóvenes decentes) jugaban carnavales, además del agua, con globos, talco, serpentinas, papelillos o mixtura, chisguetes de éter, etc.
La muchachada echaban agua, con depósitos de toda índole, con globos, jeringas de hojalata con bitoque y de berenjena verde. Polveaban con tierra blanca molida del cerro Chalpón, a veces con colorantes y envasados en cajitas, oficio tradicional de las hermanas Clara y Carmela Cardoso Sánchez, entre otras.
Don Absalón Salazar Fonseca, además de dedicar sus poesías a las féminas, les arrojaba las frases de amor en rollos de serpentinas, desde la calle a los altos balcones. Usaba para esto una escopeta de su inventiva, que se convirtió en la sensación por muchos años.
El miércoles de ceniza recién terminaba impropiamente el carnaval, con el Entierro de Ño Carnavalón o Diablo Mayor, con el llanto de las pancracias y el cortejo fúnebre con dirección al panteón (así se le llamaba al cementerio). En las esquinas se leía el testamento del difunto diabólico, en el cual se criticaba duramente a los personajes del momento y a las autoridades, lo cual, agravado con el flato de tres días de jarana chupística, muchas veces provocaba serios enfrentamientos o pendencias.
No pocas veces, las damas y caballeros que acudían temprano a la misa de este día, en las que ritualmente el sacerdote les colocaba la ceniza en la frente, se encontraba éste con la sorpresa de que los feligreses estaban pintarrajeados con anilina verde o roja. Es que los “palomillas” se adelantaban para colocar estos tintes en las piletas o depósitos de agua bendita que estaban a los costados de la entrada del templo, y como todos tenían que humedecer en ellas sus dedos mayor y anular para signarse en la frente la señal de la cruz, sin saberlo ya estaban carnavaleados.
Carnaval de mi tierra, carnaval, repercute ahora en las colonias tacabambinas de Jaén, Bagua, Nuevo Cajamarca, Chiclayo, Trujillo, Lima, etc. que celebran animosos este acontecimiento festivo todos los años.
Chiclayo, Febrero del 2010 - bocanegraaugusto@hotmail.es
"El carnaval del mundo engaña tanto, que las vidas son breves mascaradas. Aquí aprendemos a reir con llanto y a lloral con carcajadas". (Juan de Dios Peza)

14)
VOLVER A  LA  VIDA
Voy a narrar algo que pueda ser útil a alguien cuando peligre la vida.

He tenido una temporada de vacaciones forzosas, dejando de escribir mis inquietudes y cambiando la rutina diaria en mis faenas. Es que, una fatídica madrugada,  la del 13 de noviembre del 2011, siendo sólo las tres horas, me sorprendió un infarto coronario al que poco faltó para ponerme en presencia de San Pedro, quien, por lo visto, se negó en recibirme  todavía.                                                             


Intenso dolor en el pecho y copiosa sudoración interrumpieron mi sueño. Sin mayor dilación salí de casa y tomé un taxi hacia Emergencia del Hospital AAA de EsSalud.  En el trayecto la dolencia se intensificaba. Felizmente la atención fue inmediata. Una enfermera telefónicamente llamaba con insistencia a diferentes cardiólogos, decía con suma urgencia. Llegaron dos. Mientras tanto llegaron también mis familiares: Lely, Luz y. Reynaldo que  presuroso salió a comprar unas ampollas agotadas en la farmacia del hospital. Varios fueron los procedimientos que los especialistas optaron, con los cuales los lacerantes síntomas desaparecieron  a la hora y media aproximadamente. Un coágulo había interrumpido el flujo sanguíneo al ingresar al corazón en dos ramales de la arteria principal.

El minucioso control médico permaneció en las horas subsiguientes. Mi hija Regina no cesaba de dialogar con sus colegas. César y Fidel llegaron de Lima, también mis hermanos Juana, Luis y Elva.

Fácilmente me di cuenta que el incidente revestía gravedad, pero permanecía sereno y muy resignado. Sin embargo, los galenos al notar la pronta recuperación determinaron  pasarme a Cuidados Intensivos.  Allí quedé convencido de la oportuna, acertada y constante intervención de los especialistas doctores Requelme, Chavesta, Peralta, Rodríguez, Reaño, Cornelio, Arauco, etc. para quienes mi gratitud sin límites. Gracias también a las solícitas enfermeras que han secundado una gran labor en aras de recuperar mi salud.

Unánimemente decidieron practicarme un cateterismo para limpiar las principales arterias, quedó a cargo del Dr. Cornelio y su equipo, lo hizo el día 17 por vía arteria radial. No pude ver el procedimiento en la pantalla posiblemente por la dosis anestésica. Habían avanzado hasta donde los insumos de los que disponían lo permitieron y la autorización requería ser ampliada, pues se hacía necesaria practicar también una angioplastia, la que determinaron sea practicada posteriormente. Tras dos días más de hospitalización me dieron de alta.

En esta semana de internamiento pude darme cuenta también de la solidaridad de familiares, amigos y paisanos que llegaban a visitarme. Es un gran aliciente, lo reconozco y agradezco muy de veras, en especial al Director de Salud Dr. Carlos Uriarte Núñez, al Presidente Regional Ing. Humberto Acuña Peralta y el Dr. Gilberto Villena Arrobas, entre otros.

Pocos días después tenía que viajar a Lima para encontrarme en la ceremonia de graduación del último de mis hijos Dennis Martín en la Escuala Naval de la Punta – Callao,  oportunidad que aprovecharon mis hijos en esa capital para llevarme al INCOR. Instituto del Corazón adjunto al Hospital Central de EsSalud. Me sorprendió la solicitud de los galenos y personal especializado y la rapidez con que fui atendido. También estuve interno durante siete días. Se me practicaron muchas pruebas, análisis y exámenes antes de intervenirme con la necesaria angioplastia. A diferencia del cateterismo que me  practicaron en Chiclayo, esta vez si pude apreciar todo el proceso en la pantalla  que servía al equipo del Dr. Conde para realizar el procedimiento. Admirable el avance de la tecnología médica, también por vía radial, previo cateterismo adicional o limpieza de las arterias, y la visión y medición por medio de una micro cámara conducida por dicha arteria de dos severas depresiones en ramales coronarios, procedieron a insertar dos stens o refuerzos en las partes deprimidas para ensancharlas a fin de facilitar el flujo de la sangre. Todo por el interior de la arteria del brazo derecho que conduce al corazón. Comprobada la fijación de dichos refuerzos terminaron la intervención. El Dr. Conde al despedirse me manifestó haber cumplido con la recomendación del Dr. Fermín Silva Cayatopa, paisano mío, condiscípulo y amigo del Director o Jefe del INCOR Dr, Gálvez y de mi hijo César Augusto. Sólo así parece haberse superado exitosamente este inusitado problema de mi salud.

Ahora, prosigo con mis controles médicos en EsSalud de Chiclayo y la consiguiente ingesta de medicamentos y dietas indicados.

Con los cuidados necesarios, me estoy reintegrando a  mis actividades.

Volver a la vida es una experiencia muy valiosa no solamente para uno mismo, sino para los demás, que nadie sabemos lo que puede sucedernos ni en qué momento. Mi saludos afectuoso para mis lectores, parientes y amistades.


“El primero de los bienes, después de la salud, es la paz interior”. (François    Rochefoucauld)
“La salud no lo es todo pero sin ella, lo demás es nada”.   (Arthur          Schopenhauer)
Chiclayo, 27 de Enero del 2012     bocanegraaugusto@hotmail.es
13)
PASEAR EN COCHE

Eleuterio era un “señorito” petimetre que dejó su casa y su familia provinciana de las altas cumbres para viajar a Lima, en acémila hasta Chilete, tren a Pacascamayo  y finalmente en vapor, después de diez días de travesía, haciendo las escalas pertinentes.
Estudiaba Ingeniería y cada año regresaba a su querido terruño para disfrutar de sus vacaciones y demostrar el avance de sus conocimientos, gozando del aprecio de todos sus paisanos.
Una vez, recién llegado a la capital, impresionado por los adelantos de la ciudad y el contraste con la vida sencilla en su pequeña aldea, escribía a sus hermanas cartas adorables de añoranza y narraba de Lima sus encantos en aquellos años postreros del pasado siglo XIX.

Entre otras cosas escribía que gustaba mucho de pasear en coche por las avenidas, acerca de lo cual en carta respuesta una de sus hermanas le recomendaba:
“En medio de aquel gentío tendrás mucho cuidado Eleuterio hermano mío, de manera repentina resultes accidentado, como la hermana Alejandrina que un gran golpe se ha dado por montar en la coche pepina”.
 El señorito comprendió enseguida lo mal que interpretaron sus líneas las hermanitas de Anguía, donde llaman coche al chancho cochino, como en cualquier lugar de la serranía.
También se confunde en el sentido inverso cuando dicen. “Creen que soy la quinta rueda del chancho”  por no pecar de barbarismo. Aquí si se debe decir coche, porque se refiere al carruaje.
¿Y qué es eso de pepina?. Es el color de la chancha entre amarillo y rojizo con manchas negras... y arisca (indomable).

Otra vez, su señor padre, queriendo dar una sorpresa a su hijo decidió viajar a la capital, y lo hacía por primera y única vez. De todas manera cumplió con su cometido y efectivamente fue una gran admiración cuando se encontraron con su vástago en el hotel donde se hospedaba el estudiante. Al siguiente día antes de ir a la Universidad recomendó a su papá que usara el betún para los zapatos y el cosmético para el pelo. Lo hizo don Timoteo, pero al revés, pues también era su primera vez.
El ingeniero doctor regresó a su tierra natal, donde vivió larga vida de servicio popular.
Gestionó y consiguió la creación del distrito de Anguía en 1933 desmembrándolo de Tacabamba.
Elaboró el primer proyecto de carretera de penetración de Chiclayo al Marañón, pasando por Chota, que pese a ser el más exacto y conveniente hasta hoy no se hace realidad.
Destacó como químico en las haciendas azucareras de la costa y también como boticario y curandero de renombre en Tacabamba  donde residía, pues todos acudían a él a falta de médico en el lugar.
En algunas ocasiones, desde la esquina o calle, cuando veía pasar un entierro (sepelio). Sacándose el sombrero a su paso inquiría: ¿Señorito, a qué difunto llevan a enterrar? . A fulanito de tal, le contestaban. ¡Ah!  a ese lo curé yo, concluía.
OTRA: En la confidencialidad de la alcoba, (según un juzgavidas que nunca falta) decía: “Sentís el accionar del miembro viril en vuestra vaginal cavidad amada mía? . Sí Eleutrio, sí, le contestaba la fémina. Bien, bien, entonces moveos, moveos y regocijaos.
Hombres de antaño, refinados, destacados, virtuosos  y famosos; han dejado su semblanza como estela luminosa en su pueblo que nunca los va a olvidar. 

12)
BODAS DE ORO DEL COLEGIO  “VAHD”
 EJEMPLO, GALLARDÍA Y PUNDONOR
Tacabamba es uno de los pueblos más antiguos de Cajamarca y su aspecto educativo ha ido evolucionando desde la privilegiada enseñanza familiar a cargo de un profesor o profesora particular pagados para enseñar a los niños en el seno de un hogar. Luego, aparecieron las escuelas particulares a las que asistían poco alumnado de ciertas familias caracterizadas. Recodemos a la Srta. Grimanesa Goicochea que condujo por muchos años en su domicilio la enseñanza para niñas. También a don Plácido Bocanegra con una similar escuela de niños y jóvenes en la primera mitad del siglo XIX.
A partir de 1850 funcionaban ya las escuelas municipales en locales consistoriales, primero en el pueblo y después en las más importantes estancias rurales.
Recién en 1905 se crea la Escuela Fiscal Nº 610, en la época del egregio maestro Salomón Díaz Sánchez, que cambió a 63 y después a 10446. Posteriormente la Escuela Fiscal de Niñas Nº 64 en los años de la ilustre maestra Ernestina Rodríguez.
El alumnado que egresaba de estas escuelas primarias empezaban la vida del trabajo y la responsabilidad familiar. Pocos eran los ex alumnos que continuaban estudios secundarios en el San Juan de Chota, en el Toribio Casanova de Cutervo y menos aún en el San Ramón de Cajamarca.
Pero todo tiene su momento, su oportunidad. Ante el clamor de tacabambinos amantes de la educación, de la superación cultural y del adelanto de su pueblo, empezó a reclamarse un Colegio Secundario.
Pueden haber sido varios los gestores, pero recordaremos al Club Tacabamba de Lima con su Presidente el Dr. Manuel Collantes Quijano; también a los profesores tacabambinos del San Juan de Chota don Grimaldo Olano Herrera y don José Santos Fernández Marlo, quienes se entrevistaron con el Director de Educación Secundaria del Ministerio de Educación don Flavio Villacorta Gutiérrez , tanto en Lima como en Chota, para pedirle la creación del colegio, consiguiéndolo ante la expectativa y satisfacción general se su pueblo. 
 SEMILLERO DE HERMANDAD, SABIDURÍA Y PROSPERIDAD.
Se creó el primer Colegio de Instrucción Secundaria de nuestro distrito por Resolución Ministerial Nº 16647 del 11 de Octubre de 1960 dada por el Ministro de Educación Alfredo Parra Carreño y exhibía la característica o rango de Cooperativo Municipal. Hacía falta un connotado educador para echarlo a funcionar.  La comisión organizadora en coordinación con el Club Tacabamba en Lima invitaron en esa capital al prestigioso educador de antaño, preceptor normalista don Segundo Heriberto Bocanegra Montenegro que tanta labor había hecho por la educación y adelanto social en su pueblo, el mismo que no dudó en aceptar dada su indesmayable vocación.
1961, un año de funcionamiento ejemplar, en que se sentaron las bases de un buen colegio y se consiguieron los muebles, enseres, biblioteca, banda de guerra, estandarte, organización curricular y profesores idóneos, con la decidida y entusiasta contribución de los padres de familia con su Presidente don Telésforo Cieza Heredia y la Municipalidad con su Alcalde don Manuel Francisco Camacho Herrera. Quedó establecido su nombre: Colegio Cooperativo Municipal “Bartolomé Herrera” en recuerdo del político, filósofo y eminente clérigo peruano del siglo XIX.
Intervino el ciudadano don César Adán Herrera Delgado, que habiendo sido condiscípulo del Ministro de Educación don Alfonso Villanueva Pinillos en el San Ramón de Cajamarca, aprovechó la visita de éste a Chota en la celebración del Centenario del Colegio San Juan, para pedirle al frente de una nutrida comisión, la nacionalización del Bartolomé Herrera de Tacabamba, lo que fue concedido.
(En esta fotografía: Acto de clausura del año académico 1961 – El Dierctor Heriberto Bocanegra otorgando el primer premio al alumno Carlomán Delgado Delgado. Observan el Presidente de la Asociación de Padres de Familia don Telésforo Cieza Heredia, el Dr. Alejandro Valdivia y la Profesora Clementina Castro de Latorre)
La voceada nacionalización del colegio resultó ser muy diferente a lo gestionado y ofrecido. Se produjo en realidad la creación de un nuevo colegio en 1961(Nacional), creándose a la vez un serio problema de subsistencia del Colegio Cooperativo Municipal Bartolomé Herrera, dejando de lado al alumnado, excepto sus pertenencias. El Colegio Nacional Mixto “Tacabamba” heredó todos los implementos del primero y procuró su aislamiento y olvido. Fue necesario un nuevo  Director, cargo que recayó en la Srta. Elena Gálvez Casaux. Costaron muchas gestiones y reclamaciones para que los alumnos del Cooperativo prosigan sus estudios en medio de la discriminación y las dificultades. Los alumnos que pudieron hicieron traslado a otros lugares. Felizmente los demás lograron hacer promoción en 1966. Hoy solamente se recuerda como un año más de que este distrito tuvo un colegio secundario, pero que dejó huella en la trayectoria histórica de la educación local.
La Resolución Suprema Nº 000337 del 6 de Noviembre de 1961 firmada por el Presidente de la República Manuel Prado y Ugarteche y su Ministro de Educación Alfonso Villanueva Pinillos crea el Colegio Nacional Mixto “Tacabamba” que se convierte en la institución  educativa de nivel medio más importante en nuestro terruño.

1963 - El Director Jorge Cubas García, rodeado por la plana de autoridades de la localidad.
El actual nombre de “Víctor Antonio Herrera Delgado” data de 1993, procedente de la Subregión de Educación III de Chota en homenaje a un destacado educador tacabambino, hombre ilustre de su pueblo y reconocido ciudadano en la ciudad de Chota.
La trayectoria en cincuenta años de existencia es por demás fructífera y desde ya, se perfila como un hito histórico del lugar, un semillero del progreso y un resplandor del prestigio de Tacabamba.
Integremos pues el coro de cantares, la multitud del reconocimiento y la certidumbre de un mañana cada vez más promisor de nuestro Colegio.
¡ Jubilosas albricias en sus “Bodas de Oro” institucionales !
MARCIALIDAD, PATRIOTISMO, IDENTIDAD TACABAMBINA

Chiclayo, Octubre del 2011. - bocanegraaugusto@hotmail.es
“La ingratitud es el crimen más grande que se atreva el hombre a cometer”. (Simón Bolívar)

“El agradecimiento envejece rápidamente”.  (Aristóteles)

“Por desgracia son más fáciles de contar los que recuerdan los beneficios que los que los olvidan”.        (Concepción Arenal)
“Toda institución es la sombra prolongada de un pro hombre”.   ABG.

11)
TOROS EN TACABAMBA
Históricamente conocemos que ante el asentamiento español en nuestro valle y aledaños, se activó la ganadería y en parte la de especímenes bravíos desde la época de la conquista, más en el virreinato y también en la República. Una leyenda atribuye el nombre de Tacabamba al golpe que sufrían los naturales embestidos por los cornúpetos y también al sonido taca taca, taca taca de los chungos y batanes que molían la sal para el ganado y el maíz para el poblado, aún el eco resonaba y el decir de las gentes que identificaban al lugar como “tacay pampa” o pampa del golpe que derivó con el tiempo en la palabra Tacabamba.

En el siglo pasado, siglo XX, las haciendas de nuestro distrito (antes de la desmembración de Conchán) como Chetilla, Puña, Gualango, Lascán, Hurubamba, Yaquil, etc, vendían toros bravos para lidiarse en los pueblos de la región en sus respectivas fiestas patronales. El mismo Señor de la Misericordia tenía de su propiedad ganado bravo que se toreaban en sus fiestas de Marzo y Septiembre, y esto porque su devoto don Juan Francisco Herrera Delgado a raíz del milagro del que fue favorecido al sobrevivir ileso en un accidente carretero en Lisco, obsequió al Patrono la mejor vaquillona de lidia, incluyendo  el pastizaje y los cuidados en su hacienda de Puña, de lo que resultaron más de una docena de toros bravos hasta que llegó la Reforma Agraria en la década de los setenta.

Las corridas de toros eran solamente de capa, de toreros se improvisaban los jóvenes y personas que hacían gala de valentía y honor. Muchos eran los  que por efectos del alcohol arriesgaban su integridad y vida. Los toros se lidiaban en la plaza de armas y eran enjaezados con lujosos y artísticos adornos que llamaban “moñas”, obsequiadas por las damas, familias o artistas locales. Estos bichos aumentaban su bravura cuando les restregaban con ají la boca y los enjalmaban con soga el pecho, lomo y cola.  Los ponchos de lana o algunos blancos de lino servían de capa a los intrépidos galanes. Los laceros demostraban su habilidad para echar lazos al cuadrúpedo y conducirlo hacia el toril. El lazo era de cabuya sacada o de cuero sin curtir, llamados sogas o betas respectivamente.
Antes de iniciarse la tarde taurina habían presentaciones artísticas como la carrera en caballos para ensartar argollas que pendían de cintas de colores y bordadas con el nombre de las señoritas de actualidad.  También números de gincana y otras amenidades.
Los balcones de las casas de la plaza eran ocupadas por las familias e invitados que lucían de gala y convidaban dulces en canastitas llenas de panecitos de maíz, empanadas, galletas, roscas, bizcochuelos turcas y alfajores. En las tiendas defendidas por mesas o mostradores en las puertas estaban los señores libando los licores y de vez en cuando hacían una suerte con los pañolones vistosos que allí se vendían.
Las bocacalles y el poyo de la iglesia donde se apostaba el público estaban cerradas con barreras de madera. Una vez, recuerdo, Alindor Gómez “Chocomel”, el primer dueño y precursor del Alto Perú, resultó en media plaza con su poncho color nogal en las manos y al batirlo el “Canchillo”, enorme toro de El Gualango al verlo envestía veloz al improvisado torero. La gritería del público, seguido de un pasmoso silencio permitió apreciar dos casuales capeadas al bravío que cual un rayo pasaba de frente. Asustado Chocomel ya estaba presto en retirada, tal vez  quiso protegerse en el tronco de un frondoso árbol de cansaboca que adornaba la plaza, pero era tarde, fue alcanzado por el cornúpedo, intentó una tercera suerte, cuando al cogerlo con tanta fuerza fue arrojado por el aire, tanto que pudo asirse en las ramas del árbol, mientras el Canchillo rascaba el suelo y mugía mirando a su víctima. Pasaron minutos hasta que el toro fue distraído, enlazado y sacado del ruedo, para que el malogrado torero pudiera bajar y todo maltrecho y jadeante se retire ante el aplauso general y los comentarios que perduran hasta hoy.
El comité de procuradores hacía malabares para reunir sol por sol el dinero del pueblo que se necesitaba para presentar la feria patronal y corridas  mediocres de toros, con toreros también mediocres. Más parecían corridas bufas o remedos de la tauromaquia. Varios años se intentó cambiar esta irónica costumbre estableciendo las Exposiciones Agrícolas, Ganaderas y Artesanales como alternativa para el desarrollo y la sana expansión.
Cuando se construyó el parque en 1948 siendo alcalde don José Isidoro Gálvez Oblitas, pasaron las corridas a la plaza de ganado y cuando allí se construyó la Posta Médica, pasaron al campo deportivo de la Escuela 10446. Hasta que se construyó el actual Coso Taurino que se inició en la administración de José Olegario Campos y avanzó en un 90 % siendo alcalde don Jeiner Julón Díaz.
Llegaron los toreros profesionales con vestidos de luces, sus cuadrillas, banderilleros, picador y matadores nacionales e internacionales para que la fiesta taurina alcance los ribetes de fama y popularidad, llegaron los toros de casta nacionales y extranjeros,  los artísticos rejoneadores para que Tacabamba compita con  las  mejores plazas del país.

Los ingresos en entradas al coso son más que suficientes para pagar los cuantiosos gastos de la feria, pues, la afición taurina es tanta que asisten familias enteras de Cutervo, Chota, Bambamarca y lugares aledaños y aún distantes. Las cosas han cambiado radicalmente para bien o para mal.
Sin embargo, tras la cortina del arte y las innovaciones, está la crueldad que se comete contra los animales. Está en juego la labor de la Sociedad Protectora de Animales que también avanza en todo el orbe. Las ganaderías de lidia están en retirada. Países de avanzada están suprimiendo las corridas de toros. Aún la España taurina se alinea difícilmente con esta corriente protectora y reformista. Además, se considera como una actividad monótona e inoficiosa, neroniana, hasta burguesa que no conjuga con la corriente cultual de los pueblos.

No sabemos cuán rápido  se avanza o se retrasa pero la suerte está echada.  Tacabamba y otros lugares tradicionalmente taurinos serán al fin vulnerados con el transcurrir del tiempo. Además, una lluviecita sobre la Sucursal del Cielo ayudará en calmar la polvareda que levante este modesto pero sincero ensayo en la plenitud de nuestra feria 2011.



10)
CENIZO



DE LO QUE FUE UN EXCEPCIONAL GALLO DE PELEA.

 POR GODOFREDO PORTOCARRERO OLANO



GALLOS DE A PICO



El origen  de las peleas o riñas de gallos está en el Asia; específicamente en la China ya se celebraba hace 2500, pero es posible que en la India se hiciera 1000 años antes. Hasta nosotros llega con los españoles .No hay restricciones para este evento, hoy se juega en todo el territorio peruano y es posible en toda América. Sin embargo, un incipiente movimiento humanista de personas que se unen para proteger a los animales va cundiendo cada vez  más contra esta costumbre, como lo es también lo de las corridas taurinas.



          LA AFICIÓN SE TRANSMITE POR GENERACIONES

                                                                     

En Tacabamba la ancestral afición se nota fácilmente generacional, la del cincuenta, con Francisco Portocarrero Alvarado mi hermano mayor, así como el maestro  Cieza don Telésforo,  don Luís Cardozo Bernal, don Zacarías Mejía Herrera y otros se dedicaban a la   crianza de  gallos finos procurando proveerse de gallos de raza y gallinas traídas de otros galpones,  lograron magníficos  ejemplares los que tuvieron fama no solamente en nuestro pueblo  sino también en otros lugares.  



MI GALLO CENIZO CALÓ HONDO EN EL SENO DE LA FAMILIA.

Su nombre “Cenizo” en honor a su color gris oscuro como la ceniza de los fogones. Huesudo, chilposo (plumas rotas y paradas) por los constantes picotazos a los que no respondía, propinados por  sus hermanos que siendo de la misma camada ya  habían alcanzado el plumaje y madurez completa; de patas largas parecía un ave zancuda; ya de 6 meses, el “Cenizo”  seguía siendo huraño, escapándose siempre de la ira de sus compañeros de nido, que ya entrenaban para hacer su primera presentación en la cancha improvisada de don Pedro Colingo.  

Primero el “Girito”, un pollo muy bien presentado que cada vez que pateaba emitía un sonido gutural fuerte, ganándose el nombre de “Concertina”, puesto por uno de esos aficionados jocosos que no falta en esa clase de reuniones y que invita a hilaridad, lid en la que ganó con mucha dificultad y salió muy maltratado, su recuperación fue lenta. El segundo ya listo para salir a pelear se perdió (lo robaron quizás), como es natural lo buscamos prolijamente sin ningún resultado. El tercero respondió mejor que los primeros, hizo dos peleas buenas y ya era respetado en la gallera por su fuerza y acierto; mi esposa Olga compartía la misma inquietud, atendía y cuidaba del cuarto el “Ajiseco” con mucho cariño, que cada día alcanzaba mayor progreso en su conformación; entrabado en un lugar especial  de la casa, cantaba su arrogancia.

Los seis pollitos cuatro machitos y dos hembritas, eran producto de la primera camada que nos propusimos llevar a cabo con mi esposa,  ya que una gallina chusca del  corral estaba lista para incubar. Uno de mis hermanos mayores, aficionado a la reproducción de  gallos finos, me regaló diez huevos, esto es el motivo para que Olga les tomara tanto cariño desde que empezaron a salir de los cascarones una tibia mañana del mes de mayo.



Habían trascurrido cinco meses  de uno de aquellos años cincuenta, que encargamos  al Cenizo en el campo, por dos razones: la  primera, para que mejore su plumaje, y la segunda porque  los corrales del pueblo tienen sus limitaciones y su desarrollo se hacía lento. El lugar escogido fue Cumpampa, una estancia a unos cinco kilómetros de distancia del pueblo, en este lugar crecería a todo aire, libre para caminar por donde le plazca, allí alcanzaría la plenitud de su desarrollo. Un buen día ensillé  mi caballo y fui  en pos de él a la casa de Nicolás Cayatopa. Me recibieron  con muestras  de alegría, pues éramos con el dueño de casa amigos desde la niñez en la Escuela 63. Sentados en  una banquita en el corredor de la casa, junto con su familia conversábamos con mucho placer, cuando inesperadamente entre los árboles como si presintiera que allí terminaba su estadía en ese lugar tan acogedor, salió cantando mostrando  su envergadura  alto, bien formado, con plumaje brillante de color cenizo oscuro, irreconocible en su magnifica presentación,  que contrastaba con aquel animalito cuando recién lo había llevado a ese lugar. Al verlo me dio una alegría indescriptible. Nicolás, señalándolo con el dedo, me dijo “no solamente es bonito, más que todo es un  peleador nato porque no hay gallo que se acercase”; sin duda un verdadero gladiador, sin escudo, tan solo sus dos espadas pequeñas en las patas. Los hijos de mi anfitrión lo cogieron con facilidad, lo arreglaron en una alforjita para que no se maltraten las plumas en la conducción; con mi profundo agradecimiento  y ya montado   en el “Moro” mi corcel, me entregaron la preciosa carga. Feliz, emprendí el regreso.

Por aquel entonces vivíamos  en la “casa de la huerta”, que se ubicaba al final del pueblo, propiedad de mis padres. Mi  hogar se iba fortaleciendo  con estos pequeños actos, porque ambos, o sea Olga y yo los  compartíamos con mucho entusiasmo. Al escuchar  el batir de los cascos de mi caballo mi esposa   salió  a la puerta; en su mano llevaba la traba que había  confeccionado con material suave para que le haga menos daño  con su tornillo para que no tuerza la pita que se amararía a la estaca. Me recibió con todo cuidado, desató sus amarras, dejando en libertad a su preciado animalito el “Cenizo” que batió sus alas agradeciendo con su canto la cálida recepción. Ella no se cansaba de mirarlo, al final expresó: - “Es una preciosidad, va a ser un buen luchador”. Lejos del Ajiseco  para evitar cualquier riña, pues se miraban con la belicosidad  característica,  terminaron por comprenderse felizmente  con el pasar de los días. Alimentados con sumo cuidado, escogiendo lo mejor para tenerlos  sueltos alternativamente en el corral para que retocen una o dos horas con las demás aves, con agua fresca y limpia y su diario entrenamiento para mantenerlos en forma  hasta que llegara la hora de la verdad.

No sé porque circunstancias,  uno de aquellos días tuvimos que salir de  la casa, Aseguramos las puertas y como de costumbre sin preocupaciones nos quedamos hasta muy entrada la tarde, de regreso ya en la casa escuchamos el  aleteo de una pelea de gallos, corrimos al corral y pudimos ver con estupor que el Cenizo se había soltado y lo pateaba con furia a su hermano el Ajiseco que estaba echado, inerme, perdido, bañado en sangre; por su parte  el agresor tenía el pescuezo y todo el pecho ensangrentado. Corrí presuroso, cogí al Cenizo que orondo  cantó cuando lo amarraba en su estaca; regresé para examinar al caído, lo lavé tratando de reanimarlo imposible, mi Olga ordenó que le cortaran el pescuezo; la cocinera que estaba presenciando  los acontecimientos se lo llevó para la olla.

Transcurridos 15 días  de este infausto acontecimiento, llevé al Cenizo al lugar donde se cotejaban  y jugaban los gallos para su primer encuentro; al verlo todos lo admiraban, su contrincante era un pollo del mismo tamaño  que ya había tenido dos encuentros anteriores, se concertó la pelea y a la cancha se ha dicho, donde los soltaron; erizaron las plumas,  empezaron los revuelos para medir fuerzas, el mío llevaba ventaja y seguidamente “a mecha”, expresión que consistía  en el acercamiento cuerpo a cuerpo para buscar prenderse en la cabeza o pescuezo del enemigo para patear con fuerza y acierto; estas cualidades cuando lo traen heredada   de sus progenitores se manifiesta con claridad; no había pasado ni cuatro minutos que su adversario ya estaba vencido; casi ileso salía de la lid  y no solamente esta vez sino que fueron cuatro oportunidades.  El siguiente domingo lo llevé a la cancha y ya no le pusieron coteja. Como en cualquier evento de competencia los galleros   midieron al Cenizo con un pinto que tenía las estacas bien afiladas, dueño de muchas peleas ganadas, un tanto mas bajo como la única ventaja. No acepté la propuesta los amigos y los demás aficionados  aun mis hermanos me insistían, las apuestas estaban divididas, sobre todo ávidos por espectar la pelea. Contrapuesto a mi sentimiento;  soltaron los careadores y empezó la pelea; el pinto  recibía el fuerte impacto  de la pegada, también esporádicamente contestaba hundiendo sus temibles armas; el triunfo se inclinaba a favor del Cenizo, pero un descuido que yo sé fue alcanzado en el ojo izquierdo  lo que aprovecho para atacar más seguido  y conseguir que las apuestas con usura se inclinara a favor del Pinto; felizmente reaccionó a tiempo y logró cogerlo a su ya cansado enemigo y le propinó con su inagotable fuerza y acierto dos patadas seguidas que este doblegó de pescuezo,  enterró el pico y se dio por terminada la pelea.

El haber viajado a Chota, por asistencia obligatoria a la concentración de maestros, ordenada por la superioridad, me alejó de mi hogar., lapso  en el que ocurrió lo que yo no  habría consentido; he aquí  la historia tal como me la contaron:

Mi hermano Alfonso,  entrenaba al Cenizo, siempre decía no le hace falta el ojo,  pues pelea igual o mejor que nunca. Los aficionados reunidos en la canchita  una tarde de mayo mostraban a sus engreídos; entre éstos sobresalía uno de color negro, traído de la montaña, nadie se atrevía a cotejarlo,  por ahí se rumoraba que era un campeón. Don Alfonso, espetó  un  buen amigo, traiga al Cenizo, mi hermano respondió: -“ no esta su dueño”. Don Alberto Olano  manifestó: -“mi gallo tiene 100 soles, si hay alguien que quiera cotejar  tendremos pelea”, la cantidad que proponía  era muy respetable por aquel entonces; casi todos los presentes rodearon a mi hermano pidiéndole que trajera  al cenizo, adujo una y otra vez  que no podía disponer, estando yo ausente. Alguien dijo “lo acompañamos  para ver si la Sra. Olga accede, después del último encuentro ella me dijo no  volverás a jugarlo por que corre el peligro que lo dejen ciego, vaticinio, premonición, presentimiento o demasiado cariño al final mi hermano  la convenció.  Les entregó su amado tesoro con mucha pena.

Eran cotejas, tenían el mismo peso y se entabló el encuentro. Las apuestas corrían como ríos en desmonte. Los careadores frente a frente, cien ojos  puestos  listos para espectar esta grandilocuente pelea. Soltaron los  gallos a un metro de distancia, se observaron  unos segundos y el negro reventó las alas sobre su eventual enemigo. Sereno, dio media vuelta el Cenizo que hizo lo propio; ya cuerpo a cuerpo trataban de cogerse para hundir  sus armas, las que estaba afiladas de antemano; habían pasado veinte minutos y ambos estaban sangrantes, porque era un toma y da sin cesar, las apuestas tal a tal no variaban, los bravos animales  iban disminuyendo el fragor de esta lucha fratricida, hasta que pasada  media hora el negro con certera patada le sacó el ojo derecho dejándolo ciego; lo hizo retroceder y todos creyeron que lo mató,  lo siguió para rematarlo, lo cogió con una fuerte picada, pero el Cenizo al sentirlo también levantó el vuelo, forma que adoptó para defenderse, empatando cada vez que se acercaba su enemigo. Las apuestas cambiaron se voceaba un diez a cinco a favor del negro,  pero la pelea seguía casi con la misma tónica,  el Cenizo seguía luchando buscado siempre una oportunidad; aunque ya bastante maltratado, su contrincante que también  había recibido lo suyo ya no apuraba la pelea y en un instante cambiaron los papeles, pues el negro se le acercó demasiado y el cenizo lo mechó con fuerte picada pues su fuerza no disminuía   a pesar de la exigencia de la pelea y el tiempo transcurrido el golpe contundente  le hizo  dar vueltas a su enemigo no pudo  seguirlo porque no lo veía. Alzaron los gallos y los colocaron bien cerca casi juntos lo que aprovecho el Cenizo y le propinó la estocada final; el negro ya no se levantó aunque su dueño desesperado trató de revivirlo. 

Mi esposa preocupada fue a la casa de mis  padres y de allí fue a la gallera en compañía de mi hermana. La aplaudieron, ella rió, creía en el triunfo, pero al recibirlo se quedó anonadada, dio media vuelta y con el animalito en sus brazos lo condujo a  nuestra casa donde le prodigó los cuidados a su alcance. Lo acomodo con  bastante paja en el suelo, pues ya no subió  a su gallinero, y rezó por su mejoría, se levantó por la mañana  y lo primero que hizo fue a ver al gallo que tanto quería; ya no resultó muy sorprendente lo que  encontró, porque al dejarlo por la tarde y echarlo de menos en la noche, antes de acostarse, el gallo estaba tendido.  Este fue el final de este animalito que tanto nos hizo gozar durante su vida. Lo alzó en sus brazos y junto  con la chica que nos acompañaba lo llevó a la huerta, cavaron una fosa y colocándole un mullido lecho de telas y pajas lo enterraron. Le construyeron un pequeño cerco a su alrededor y allí  sembró una matita de lima, la que creció vigorosa,  recordándonos  cada vez que la veíamos la presencia de nuestro inolvidable Cenizo.

A dos días de los acontecimiento y después de más una semana de permanecía en Chota, una tarde soleada yo arribaba a mi Taca bamba. Al escuchar el paso del caballo que se paraba en la puerta, mi Olga salió a recibirme, como siempre cariñosa; después de abrazarla y besarla, bajé la alforja pues en ella traía algunos cariños para ella y mi  Ñañita que ya caminaba.  Se  acercó con sus bracitos abiertos para que la alzara. Los tres entramos en la casa, refiriéndole  el desenvolvimiento de la concentración de maestros, pero en la  faz de mi  Olga  notaba tristeza y preocupación, entonces le pregunté:

- ¿Qué ha pasado en mi ausencia?

- Yo tengo la culpa.

- ¿Culpa de qué?

- De que al Cenizo lo  mataran en una pelea.

- No te martirices, mas daño me hacen tus lágrimas, aleja de tu pensamiento esa culpa o la pena. Voy a saludar a  mis padres y ya regresó para merendar. 

Desp
   
Después de haber conversado con ellos fui a la tienda a       ver a mi hermano, al verme me dijo: “Olga te habrá contado  lo que le paso a tu Cenizo” y de inmediato me refirió emocionado  todo lo que expreso líneas arriba. Era tanta la emoción de los que apostaron a tu gallo, que más de uno lo besaba, sacando de su cartera 200 soles me los entregó diciéndome “l00  es tu apuesta y los otros l00 es el precio  de ese magnifico ejemplar que jamás perdió en una contienda”. De regreso a mi hogar le di el dinero a mi Olga que más tranquila me recibió y mirándome atino a decirme “todavía sigue dándonos dinero”. Me tomó de la mano y cuando el sol  escondía sus últimos rayos me llevó a la huerta donde descansaba nuestro querido Cenizo.  El árbol de lima será su reencarnación por eso lo cuidaremos para que crezca y produzca frutos que endulcen nuestros comentarios y recuerdos.
 
       

9) 
DESMAYO DE LA LUCHA
Los apacibles días en los que discurría la vida en mi pueblo del ayer, se vio de pronto interrumpida por el alboroto que la noticia voladora de los periódicos parlantes que corrían por las empedradas calles de aquel año 1974 una soleada tarde desde el barrio Dos de Mayo, pregonando: ¡Se muere la Lucha, se muere la Lucha! y mucha gente iba a verla ante la inesperada, chismográfica y mala noticia.

Este nombre responde como apelativo de un personaje típico y muy popular en nuestro medio se trata de Luis Terrones Oblitas, hijo de Francisco y Filomena, nacido en Puña, que desde 1970 llegó a trabajar en casa de la familia Cardoso Zevallos procedente de la campiña El Gualango que está en dirección de Sócota separados por el río Guineamayo confluente del Tacabamba. 


 Se encargaba de conducir el hato de ganado vacuno, a la vez el ordeño de vacas Holstein, la consiguiente conducción y venta de leche y además los quehaceres de la casa. Muy trabajador, servicial y comedido durante muchos años. Desde joven usa el pelo largo, bayeta, alforja, hila, tuerce con rueca, ovilla y teje pañones, es imberbe y sus modales son notoriamente femeninos, pese a que su ropa es de uso masculino incluyendo el sombrero palma. Muy pocos lo tratan de Lucho.

La familia referida le donó un cuarto en la casa que tenían en la primera cuadra de la calle Dos de Mayo. Después la cambiaron con una casa situada al comienzo del camino al mirador Cruz de Chalpón. Finalmente la Municipalidad le ha reubicado para facilitar las obras urbanas, al lado de una plataforma deportiva en la base del Cerro Chalpón, lugar a que todos llaman "cancha de fulbito de la Lucha" .

Aquella vez en que desfallecía al estar desmayado, posiblemente por causa de alguna contradicción, cólera o no sé que pudo haberle sucedido. Lo cierto es que pese a las atenciones de los vecinos y gente conocida que le frotaban con alcohol, agua florida, perlas de éter, etc, la Lucha no reaccionaba. Muchas caras mostraban su aflicción y extrañeza.

Llegaron al lugar los jóvenes Carlos y Manuel Cardoso Zevallos y también se mostraron muy preocupados. Después de un buen rato y ante la aglomeración de personas que llenaban el cuarto, Carlos dijo fuerte y bien claro. “Aprovechemos que está soñada para ver si es hombre o mujer de una vez por todas”, muchos asintieron moviendo la cabeza, otros a media voz “si, si, revíselo, revíselo”. Santo remedio, la Lucha dio un salto de la tarima y diciendo, “ba, ba, que pue se han creíu estos piquientos” emprendió carrera hacia el corral y se encerró en la cocina.

Todos festejaron entre risas y comentarios este curioso episodio de la vida real.
Otra vez, los maestros del SUTEP en huelga recorrían las calles de la ciudad voceando slogans revolucionarios, uno de ellos decía: ¡PUEBLO, ESCUCHA Y VAMOS A LA LUCHA". La protagonista del presente estando en medio de muchos espectadores en una esquina de la plaza exclamaba: "vaya, están locos los mestros, tantos que son y dicen que se van a mi casa. Si quieren de uno en uno o sinó tranca". 
En la familia se habían quedado sólo mujeres, de lo que alguien molesto por separación familiar, con frecuencia bajaba mareado del Alto Perú y al pasar por la casa en mención, vociferaba insultándolas. En una de esas llegaba del campo la Lucha y decidida a hacer respetar a sus niñas como él decía, sacando del cinto el palo de la rueca con el que hilaba, le asestó tal golpisa al borracho que apenas pudo escaparse, gritándole finalmente delante del curioso público: "Maricón, porque nos ves mujeres vienes abusar, grandazo, no vales para nada".
Cuando una de sus niñas se casó con un apuesto joven, quedó muy dolida, lloraba y sufría comentando con la gente, al final les decía: "El consuelo que me queda es que este ingrato es mi pucho, es mi pucho".  (comida que sobra en el plato).

Ahora su vida es independiente, pero ha adoptado un niño que debe ser ya todo un hombre. Es popular en el sentido que todos le dan un buen trato y recurren a él o ella para hacer tratos de tejidos, comprarle gallinas y especialmente buenos cuyes que los cría con esmero. Ah,  ha dejado de usar el característico sombreo.

También es popular porque está en boca de muchos jóvenes que entre bromas y risas se achacan ser sus amigos favoritos. Cuidado con el muco dicen.

Así es que ya sabe, si va a Tacabamba, visite a la Lucha que le venderá lo mejor de su corral y luego, remate en el Alto Perú.
Chiclayo, Agosto del 2011   -  bocanegraaugusto@hotmail.es
“Algunos pueden decir que la apariencia no importa, pero la sociedad demuestra lo contrario constantemente”.
 “Lo que más nos hace felices es servir a los demás”.
“Hay una moral femenina y una moral masculina como capítulos preparatorios de una moral humana”.             (Enrique Federico Amiel
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De:
carlos cardozo zevallos (carzev21@hotmail.com)
Enviado:
jueves, 01 de septiembre de 2011 11:04:22 a.m.
Para:
Augusto Bocanegra Gálvez (bocanegraaugusto@hotmail.es)


                 AUGUSTO. Gracias por la oportunidad y el tema de LA LUCHA, yo en particular y creo es el sentir de toda mi familia. es expresar nuestro  eterno  agradecimiento  por el invalorable apoyo que nos brindó y nos lo sigue ofreciendo, desde que vino a compartir su vida con nosotros, la consideramos como un miembro más de nuestra familia por el cariño que es mutuo y los cuidados que le brindó a nuestra querida y recordada madre y como muestra de gratitud y reconocimiento por todo lo que nos ofreció,  le donamos una  casa en el camino a la Cruz de Chalpón,  donde ha vivido siempre y en después  la Municipalidad le construyó  su actual vivienda de material  noble por la remodelación en ese sector de la ciudad. NUESTRO ABRAZO FATERNO.

8)
PUEBLO   MÍO
Los tiempos cambian, los pueblos, su gente y las ocasiones también. Hoy no se necesitan muchos años para ver una transformación, tal vez  una o dos décadas.


Me tocó vivir en mi terruño cuando era sumamente difícil hacer obras públicas y adelantos de cualquier índole. Sin embargo, distante ya, considero que fue a partir de 1,996 en que Tacabamba recibió en forma casual y por primera vez a un Presidente de la República, que las cosas empezaron a cambiar diametralmente.

Como profesor, sentía intensamente las dificultades, los fracasos, la postración y en suma el atraso del terruño amado. También los escatimados triunfos o muy aisladas y nimias muestras de apoyo, de obras culturales o materiales.

Entonaba a diario con mis alumnos de primaria canciones alegres y estimulantes, patrióticas en muchos casos, y por qué no, una que otra expresión de desaliento, frustración o desengaño, sin dejar de alentar siquiera en algo una ligera esperanza por el cambio.

Cierta vez estaba de moda la canción del portorriqueño ciego José Feliciano QUÉ SERÁ; adaptándola a nuestro medio  y realidad compuse a manera de remedo PUEBLO MÍO que con la misma música estrené en una actuación cultural nocturna en el teatrín de la escuela, luego la llevé al aula y el alumnado la cantaba ante la expectativa de los profesores, demás secciones y el público que transitaba por la plaza. Esta es la letra:

               PUEBLO MÍO   

Pueblo mío que estás en este valle                                        
 tendido como un viejo que se muere,                                             
 el atraso y abandono son tu triste compañía,                                 
Tacabamba te canto muy dolido. (bis)
Ya tus hijos se alejan y te olvidan,                                                
los que aún quedan se quejan y vegetan,                                       
 se alimentan del caos y la discordia,                                             
 no hacen cambios ni dejan que otros hagan. (bis)
Qué será , qué será, qué será,                                                        
que será de mi pueblo qué será,                                                       
si caído y atrasado en la vida seguirá                                              
 o tal vez con el tiempo surgirá. (bis)
Qué será, qué será, qué será,                                                        
qué será de mi pueblo que será,                                                       
si la mente carcomida de su gente seguirá,                                      
o tal vez se ilumine y cambie ya.  (bis)                                    
¡o tal vez se ilumine o cambie ya!  (arenga coral)                                                                            

Efectivamente, con el tiempo y las circunstancias Tacabamba está surgiendo, al menos así lo vemos los que la visitamos de vez en cuando. La causa u origen  fue un asunto insólito, una casualidad y a ella me remito: A mediados de los años noventa, el Alcalde de Chota Adolfo Sánchez Arrascue, que por entonces parecía estar de acuerdo con la política fujimorista, había invitado al Presidente a visitar su ciudad capital de provincia y habían acordado para determinada fecha en dos  meses más o menos, pero algo pasó que las circunstancias cambiaron y el referido burgomaestre paso a la oposición radical, sin hacerla pública. Llegada la fecha, Alberto Fujimori Fujimori y su comitiva emprendieron el viaje y llegaron en helicóptero, lo acompañaban sus ministros Dante Córdova de Transportes y Comunicaciones y Absalón Vásquez Villanueva de Agricultura. Encontraron las puertas cerradas del local municipal  e inscripciones hostiles. Ante tal desaire el mandatario ordenó el inmediato regreso y cuando lo emprendieron preguntó que si había algún otro lugar por esos lares donde había triunfado Cambio 90.  Era Tacabamba la nota informativa y en vez de dirigirse a Chiclayo prosiguieron en dirección este.

Eran las diez de la mañana de aquel día 21 de Enero de 1996 cuando la nave sobrevolaba el valle y la ciudad escogida, causando alboroto entre la población que había acudido para hacer su mercado. En domingo el campesinado masivamente baja de sus estancias para vender sus productos y retorna por la tarde con sus provisiones. Las apacibles calles se vieron abarrotadas de gente ante el paso del inesperado ciclista Presidente Alberto Fujimori y coreaban ¡chino,chino, chino! Dirigiéndose a la plaza de armas que ya se encontraba repleta. Dos representantes del lugar expusieron la deprimente situación del distrito y cuando le tocó al Jefe de Estado empezó diciendo “Tacabamba tiene vara desde este momento, las puertas de palacio siempre estarán abiertas para ustedes” , y entre otras cosas manifestó:  “no me imaginaba la pujanza de este pueblo y ustedes no se imaginan lo que dispondré para su progreso”.


La incredulidad de algunos se iba esfumando cuando en breve empezaron a llegar los funcionarios departamentales y del gobierno central. El afirmado de la carretera a Chota que era el más álgido problema, el mejoramiento de la carretera a Cutervo, la luz eléctrica de Guineamayo, locales comunales, puentes y caminos, locales escolares y muchos nuevas instituciones educativas, obras de saneamiento, maquinaria, partida para la Municipalidad que pronto se extendió a todos los distritos del Perú, en fin, fue una época de bonanza. Todo bajo la supervisión del mismo Presidente, que más de una vez regresó para verificar el cumplimiento de sus disposiciones. Una vez pasando por Conchán descendió de emergencia para hacer atender a su señora madre en la Posta Médica que la encontró cerrada porque sus empleados no habían asistido, igual que otros de otros sectores. Dispuso severas mediadas de corrección.

Después, la llegada del Canon Minero aseguró el cambio radical que los pueblos como Tacabamba esperaban. Antes nadie quería ser alcalde, ahora, se pelean una docena de candidatos en cada elección. Por qué será, porqué será.

Lamentablemente la otra cara de la medalla terminó con el propio régimen fujimorista, tanto que su líder ha quedado confinado a 25 años de prisión. De no haber sido así Tacabamba sería otra cosa. Gracias Adolfo, por tí, por tu desplante, esta tierra ganó mucho, aunque Chota perdió mucho también.

Personajes tacabambinos destacan en la vida política, económica  y profesional del país, lo que confirma que la  mente carcomida de su gente se está iluminando y cambia ya.

¡Adelante Tacabamba, siempre adelante! 
“Cultura es sinónimo de civilización y progreso”.   (José Sarukhán)
“El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”.    (Wayne W. Dyer)
“ Trabaja por el progreso. No te desalientes por el egoísmo, la injusticia,
      la maldad y el olvido de los hombres”.


7)
NUESTROS MINISTROS
Remembranza en homenaje al Ing. Carlos Herrera Descalzi.
No se trata de mencionar a José Lozano  o Marco Gálvez: “Ministros” y Manuel Cayatopa “Artola” (en alusión al de la época de Velasco ) nuestros ministros originarios, personajes que en mérito a su apelativo,  merecen mucho afecto pueblerino. Se trata si de los verdaderos Ministros que hacen brillar al terruño y sacar el pecho de puro orgullo a los tacabambinos.

Igual que en el mandato del Arq. Fernando Belaúnde Terry el Dr. Javier Alva Orlandini fue Ministro de Gobierno y Policía por los años 1965 – 1966, hijo de la dama tacabambina Sra. Blanca Orlandini de Alva, y que por lo tanto, supo cumplir brindando notable apoyo a la tierra de sus ancestros maternos, ahora, el Ing. Carlos Fernando Herrera Descalzi, hijo del ciudadano tacabambino don Benjamín Herrera Delgado, acaba de asumir el cargo de Ministro de Energía y Minas en el gabinete del Gobierno de Ollanta Humala Taso, ocupando por segunda vez esta cartera,  pues la primera fue con el Presidente Valentín Paniagua Corazao.
Don Benjamín Herrera trabajaba en el Aeropuerto de Chiclayo por los años 40 – 45, pero por razones políticas fue destituido, motivo por el cual regresó a Tacabamba con su esposa la profesora María Luisa Descalzi  a la que ubicaron en la Escuela de Niñas Nº 64 y a quien todos llamaban cariñosamente “Señorita Marilú”, una competente educadora.
Junto con ellos sus dos pequeños hijos: Carlos Fernando y Alberto Benjamín que estudiaron los primeros años de primaria en la Escuela Nº 63 “Salomón Díaz” y pertenecían además a la notable familia de su abuelo don Fernando Herrera Herrera, hacendado de Puña, Gualango y Lanchepampa, su abuela la Sra. Zoila Delgado Reátegui, sin dejar de mencionar el abolengo de su bisabuela doña Águeda Circunsición de las Nieves Reátegui del Águila.
Todos teníamos que ver con las buenas cualidades y modales de urbanidad de estos pequeños. Además, vestían elegantemente y de pantalones cortos que no eran usuales en nuestro medio y por lo que las sonrisas se cruzaban de algunos burláticos palomillas. Tomaron en alquiler una bonita casa a  medio trayecto de la ciudad al Tingo, anterior y a una cuadra de la poza Matea del Río Grande Tacabamba.
Muchas han podido ser las muestras de la labor educativa de la Señorita Marilú, pero de la que más se recuerda es el establecimiento de la costumbre de usar trusa los niños y adolescentes que acudían a diario a bañarse en las playas ribereñas de nuestros ríos que solamente usaban el uniforme de Adán en el Paraíso Terrenal antes del pecado original. Imaginémonos la ardua campaña desplegada. Desde entonces prima el pudor y respeto de los infantes bañistas.
Cuando hubo de regresar a la costa esta familia, Tacabamba perdió el contacto con ellos, salvo los casos en que don Benjamín visitaba a sus padres y hermanos y en ocasiones de tomar decisiones respecto a sus derechos herenciales en dichas haciendas. Fue un paisano muy querido por su modestia y don de gentes. Se hizo popular su saludo “SEASAP COMPAÑERO” (Sólo el Apra salvará al Perú). Nos apenó mucho al saber su fallecimiento en 1983 en Huanchaco - Trujillo.
Deseamos a nuestro flamante Ministro de Energía y Minas el mayor de los éxitos en su gestión y se espera que una nutrida comisión de tacabambinos, entre ellos autoridades locales y los que actualmente ocupan altos cargos en diferentes regiones, entrevisten al ingeniero Herrera Desclazi y lo insten a visitar su querida Tacabamba que de paso, merezca un imperecedero recuerdo de su ilustre descendiente.
Augusto Bocanegra Gálvez  -  Agosto 2 del 2011bocanegraaugusto@hotmail.es   

6)


SAN ANTONIO DE PÚCARA
(historia anecdótica)
Púcara es un Centro Poblado de singular importancia en el Distrito, anteriormente se denominaba Estancia como todas las que conformaban Tacabamba. Está situada en la parte sur este y destaca por su numerosa población y producción agropecuaria.
Remontándonos a la mitad del siglo pasado, por los años cincuenta, la familia de don Segundino Vásquez era ya una de las más notables de la zona y en una ocasión sufrió los estragos del abigeato, pues cierta noche, seis de sus hermosas mulas fueron robadas de su corral, pese a las redobladas precauciones, en un atentado por demás insólito y audaz: Sus cuatro leales fueron envenenados y las maneas de metal de las bestias y  la tranca fueron desllavadas.
Muy de madrugada se dieron con la ingrata sorpresa y pasaron la voz al vecindario pidiéndoles su apoyo para seguir a las acémilas robadas. En media hora entraba en acción un numeroso contingente que iniciaron la búsqueda por diferentes direcciones. Los rastros se prestaban a confusiones, pero al atardecer tras minuciosa e infructuosa revisión de los matorrales y posibles lugares en que se podría encontrar el robo, se concentraban en el lugar de La Palma, sitio Los Peroles, en uno de los descampados del bosque,  para comentar y hacer nuevos planes de búsqueda para el siguiente día.
Acompañaba al grupo del dueño su mujer doña Eufracia que, con una pequeña imagen de San Antonio iba llorando y rogando que aparezcan las mulas. También estaban otras mujeres que llegaban con el fiambre y participaban del llanto y las lamentaciones.
Don Segundino, muy molesto y decepcionado se las emprendió contra las bullangueras y su santo, increpándole que no hacía caso a tanto ruego y que no ayudaba en nada a la minga de  hombres buscadores. En ese momento de ira, desenvainando su filudo fue a la loma donde estaba el santito y asestándole certero machetazo le hijo volar la cabeza.
Todos quedaron asustados y mirándose unos a otros, comentaron el mal momento. Convencieron a Segundino ir a buscar la cabecita para poder después mandarlo arreglar en el santero de Chota don César Vásquez S. – “El Chiuche”.  Por una hoyada cayó rodando cuesta abajo  y  algunos fueron a rescatarla.
Era una de las amplias huecadas características de la Palma a las que llaman “Peroles”, parecía que ha ido hasta el fondo y en su búsqueda, justo cuando la encontraron, oyeron de más abajo el grito como rebuzne de una mula, corrieron a ver y tras improvisada ramada estaban las seis mulas escondidas en una cueva.
¡Milagro!  ¡Milagro! gritaban unos, mientras otros jalaban a las mulas cuesta arriba y los demás rondaban el lugar buscando a los ladrones que ya se habían escapado, si no, los hacían picadillo.
Rezaron todos y lloraron pidiéndole perdón a San Antoñito, No faltó la imprudente voz aguardientosa de alguien que dijo: “Si no le cortan el gañote a este maldiciau, no hace aparecer las mulas”. “Sh, sh, sh, con el índice en la boca dijeron otros,  si se calienta nos vuelven a robar las mulas”. Al momento de regresar a casa, dos de los más entusiastas se encaminaron a Chota para mandar retocar a la averiada imagen.
En la Púcara  se reunieron todos y proclamaron al protagonista San Antonio como su Santo Patrono, acordaron que el 13 de junio sea su fiesta todos los años en recuerdo al día del hallazgo que coincidentemente fue el 13.
En 1975, cuando los sacerdotes de Tacabamba repartieron entre las estancias las imágenes de los santos del  reconstruido templo, fue Púcara quien salió favorecida con la hermosa réplica de San Antonio de Padua, con camerino y todo, de talla normal, que los artistas hermanos Alejandro y Enrique Zevallos hicieron en madera de nogal para dar brillantez a la iglesia matriz en 1925.
No hay mal que por bien no venga  -  (refrán)
“No tomes decisiones cuando estés enojado. Puedes arrepentirte”.
“No le digas a Dios cuan grande es tu problema, dile a tu problema cuan grande es Dios”


5.-
LA DUENDA DE LOS  MURILLO
Uno de los personajes tacabambinos  más señeros y de fama local en su época,  fue don Lorenzo Murillo (1850 - 1920) ; un maestro que además de su gran dedicación y cumplimiento de sus deberes, se hizo famoso por los severos castigos a sus alumnos que no aprendían como él lo requería o que se comportaban mal en el aula, en el patio de recreo o en la calle, aún en sus respectivos hogares. La escuela de entonces era de carácter municipal, antes de convertirse en estatal en 1905.
Entre las formas de castigo que eran muchas, sobresalía por su implacable aplicación “La palmeta”, cuyos desfavorecidos alumnos narraban con detalles a las generaciones posteriores las anécdotas y pormenores. Consistía en una tabla de madera cual una pequeña raqueta de tenis, con algunos huecos y con mango, para golpear las palmas de las manos de los infractores y les dejaba una sensación doloroso y ardor por muchas horas. Otra forma era el encierro al caer la tarde en el museo cual calabozo oscuro por una o más horas.
Vivía don Lorenzo con su  esposa e hijos en una casa con paredes de piedra, barro y blanquimento deslucido en la fachada, techumbre de teja, en la zona del cerro Tres Cruces, por debajo del camino a Cutervo,  donde está el primer puquial que une sus aguas con las del segundo llamadoEl Carricillo, distante una cuadra,  y con el nombre de “La toma de los Murillo” atraviesa el camino a La Quinta (hoy avenida Salazar Fonseca) , luego el camino al Tingo, para desembocar en la poza Matea del Río Grande o Tacabamba.
Paisaje de carrizos y sauzales, rodeaban la casa,  tres frondosos árboles de nogal cuya producción cuantiosa era objeto de negocio de sus hijos los hermanos Murillo que los llevaban a la escuela o a la plaza los jueves y domingos comerciales, frutos que bien descascarados y lavados  eran una delicia para la reconocida clientela. La madre los vendía con cáscara para teñir de marrón oscuro los tejidos, especialmente los ponchos de lana cordellatas.  

El puquial además, era lugar al que acudía el vecindario a llevar el agua cristalina y sabrosa, y con el consabido permiso, algunos llevaban su ganado para abrevarlo.
A la muerte de don Lorenzo, la familia emigró a la costa. Uno de los hijos estudió en el seminario de  Lima y como sacerdote se hizo cargo de la parroquia de Motupe – Chiclayo – Lambayeque - a la que sirvió por muchísimos años.
Los curas de Tacabamba lo visitaban frecuentemente a su amigo Murillo, los acompañaba el sacristán “Shabita” (Sebastián Aguirre), quien logró implantar en su terruño una gran festividad similar a la de Motupe, tan espléndida, como afamada, con una cruz  también similar y con una peculiar historia. (ver Cruz de Chalpón grupo1- tema 13 y don Shabita y los difuntos grupo 3 tema 4 en el Blog Mi Tacabamba).
Los motupanos, cansados de la rutina administrativa del cura Murillo,  después de cuatro décadas, decidieron disponer de las cuantiosas sumas de dinero que se recaudaban anualmente en la fiesta de la Cruz de Chalpón de Motupe, para emplearlas en obras públicas que beneficien a los moradores. Hicieron reclamos y quejas, memoriales y comisiones ante el obispado de Chiclayo, pero no eran escuchados.
Se cuenta que las limosnas, milagros, donaciones y pagos parroquiales por misas y sacramentos, durante todo el año y especialmente en las fiestas de año y media año del Sagrado Madero, eran considerables. Nadie sabía el verdadero fin que tomaban esos dineros, parte se confundía en los comités organizadores de la festividad y parte la Parroquia entregaba al Obispado. Lo demás, era una incógnita. Hasta que la feligresía, el pueblo motupano y sus autoridades se alzaron en bulliciosas protestas que condujeron a la toma del templo, la parroquia y a la destitución del sacerdote Murillo. Eran los años ochenta del siglo pasado.
Después se desempeñó por varios años en la parroquia de Torres Paz en el cercado de Chiclayo. Actualmente, muy aciano ya vive con algunos de sus familiares en el distrito de José Leonardo Ortiz.
La Casa de los Murillo en Tacabamba quedó abandonada por muchos años, por lo que se comentaba que estaba “encantada” por la presencia de la duenda o cuda que era el terror de los menores y gente timorata. Era objeto de amenas historias o cuentos que los  mayores narraban a los infantes con lujo de detalles. La Duenda, engendro tradicional y temerario, fémina, vieja, rubia, coja y enjuta que salía a bañarse en los puquiales de Los Murillo y del Carricillo, de cantos, silbos  y risas misteriosos,  bailaba y descansaba en las piedras azules grandes de estos manantiales. Cuando llegaban las personas adultas a lavar ropa o a bañarse, se escondía en los matorrales de carrizo, bejuco y enredaderas aledaños, si eran niños, gustaba de asustarlos y correrlos. Una vez, 1950, (de lo que doy fe) un grupo de  muchachos curiosos llegamos al Carricillo para atrapar pececillos, alguien dio la voz de alarma gritando ¡la duenda!  ¡la duenda!  . todos corriendo despavoridos salimos cuesta arriba hacia el camino grande y cuando entrábamos en la ciudad nos dimos cuenta que Epifanio Cortegana no estaba. Avisamos en su casa y fueron en su busca, lo encontraron desmayado, echando espuma por la boca. Lo atendieron pero quedó enfermo de “susto” que nadie pudo curar. Después de dos meses murió sumamente extenuado y de aspecto calavérico.

Todo terminó con el tiempo, cuando los propietarios vendieron esos terrenos y los nuevos sucesivos dueños,  Portocarrero,  Quintana y  Acuña, demolieron la casa de los encantos e implantaron invernas de verdes pastizales y floreciente ganadería.
Por qué no narrar pues algo de la familia Murillo, para enriquecer las páginas histórico costumbristas de nuestro pueblo, sus arrabales y sus preclaros hijos que destacan dentro y especialmente fuera del terruño.
Chiclayo, mayo del 2011.    bocanegraaugusto@hotmail.es
 

4.-
Punto sobre la jota

San Juan en la historia
Fernando Vera V.

Amor y Llaga 413
(Chiclayo, 14 may. 2011)

Este día será memorable. No sólo para quienes pasamos por las aulas de nuestro viejo y querido colegio San Juan, sino también para el pueblo chotano en su conjunto. Pocas son las instituciones que tienen tan ganada trascendencia histórica. Es por ello, que la celebración del sesquicentenario de su fundación convoca sentimientos, pasiones, reflexiones, inteligencias y esfuerzos, pese a cierta malhadada indiferencia de sectores aislados, díscolos y aviesos de su profesorado.

La historia del colegio San Juan está tan consustanciada con la de Chota que comúnmente se dice “San Juan es Chota y Chota es San Juan”. Efectivamente, la misma creación del colegio, a iniciativa del ilustre chotano y prestigioso político, don José Manuel Osores Cuervo, es ya un acontecimiento que marcó la historia de Chota.

Desde entonces “decenas de generaciones juveniles que acrisolaron su carácter en las viejas aulas del San Juan” –como señala Gilberto Vigil Cadenillasforjaron, a lo largo de siglo y medio, los grandes ideales de la patria, la libertad y la soberanía, y se inmolaron con valor defendiendo la justicia social, la dignidad humana y el honor nacional.

Esta morada del saber, esta morada de la ciencia, la cultura y el arte, esta morada de la libertad y la dignidad, es algo más que sanjuanistas, sus aulas y sus profesores. Es la memoria histórica de Chota, es la síntesis de 150 años de vida; pero, a su vez, es el sueño de un futuro mejor, el futuro de luz y verdad, que la educación debe fraguar en cada estudiante y hacer de él un ciudadano libre, justo y digno.


3.-

TACABAMBA DE ABRIL
De: Luis A. Díaz Martínez    -   Para:  Lucho y Augusto Bocanegra Gálvez
En explanada tibia de valle interandino
palpitas asombrosa, bellísima e inquietante,
tu río se desplaza enamorado, idílico 
y tu floresta baila en ritmo fascinante.. !         

Tacabamba de abril y de rosales 
de caminos estrechos y  empedrados, 
donde han dormido todos los romances 
en la arcada flexible del pasado..!
Tu plaza, tu placita nos endulza 
donde juega amorosa la brisa de la tarde, 
en nuestro corazón tu aroma impulsa 
esa casta mirada de tu gente..!
De tu Cóndac, revelase brioso 
el temple de tus hombres hecho mito, 
y acaso en tu heroísmo silencioso 
adornan a la Patria como un rito..!
Tus hermosas mujeres se cimbrean 
como ninfas al borde del arroyo, 
tus mejillas primaveras... resaltan 
cual brillante eslabón de algún ensueño..!
Tacabamba alfombra esmeraldada 
te rindo mi homenaje de poeta, 
ya se va de ti mi alma enamorada 
¡oh bellísima niña, azul e inquieta..!                                                                               
Perfilaré mi canto con tu río... 
recogeré las musas del camino, 
y acaso cuando muera yo te pido 
caza a mi corazón en un suspiro.
                                                                      Tacabamba, 3 de Mayo del 2007

“El lenguaje se deteriora, pero la función de los poetas es revalorizar las palabras”.          (Octavio Paz)
“La poesía es el lenguaje del alma, arrullado por la cadencia del corazón”.  (Amado Nervo)
“La belleza es el único estado legítimo del poema”. (Edgar Allan Poe)
“En el poeta y en el artista existe el infinito”.     (Víctor Hugo)
bocanegraaugusto@hotmail.es

2.-
MI HOMENAJE AL GLORIOSO Y EMBLEMÁTICO
¡SAN JUAN!  ¡SAN JUAN! ¡SAN JUAN!

AL CUMPLIRSE EL CIENTO CINCUENTA ANIVERASARIO DE CREACIÓN Y FUNCIONANIENTO EN LA HISTÓRICA Y AÑORADA CIUDAD DE CHOTA,
CENTRO DE INSTRUCCIÓN SECUNDARIA Y ALMA MATER DE LA PROVINCIA.
15 DE MAYO DE 1861  - 15 DE MAYO DEL 2011
PROMOCIÓN GRIMALDO OLANO HERRERA (1953 - 1957)
FOTOGRAFÍAS DEL RECUERDO
bocanegraaugusto@hotmail.es


PLAZA DE ARMAS DE CHOTA - 1953

ALGUNOS DEL SEGUNDO AÑO - 1954

JULIO BENEL Y AUGUSTO BOCANEGRA 1954

BOX EN EL ANIVERSARIO 1955


AMIGOS SANJUANISTAS 1956
UNA RANCHERA POR EL ANIVERSARIO 1955: Augusto Bocanegra, Alberto Fernández, Eduardo Díaz y Róger Paredes.
En la calle Gregorio Malca:   Manuel Vargas, Oscar Campos, Luis Bocanegra y Humberto Regalado. 1956
CONCURSO DE TIRO - IPM-  1957
PLANA DOCENTE 1957
PROMO 57; Ayulo Valderrama, Yolanda Campos, Esther Medina, Celinda Díaz, Olga Clavo, Víctor Cardoso.
ESCOLTA 1957 : Manuel Cardoso, Roque Díaz, José Villacorta, Luis Bocanegra. Prof. José S. Fernández Marlo y Director Aníbal Díaz Bazan.
LA PROMOCIÓN 1957 con el Regente don Carlos Alva Barturén.
UNIFRMADO, QUINTOAÑO : Augusto Bocanegra Gálvez
BÓLEY 1957 : Yolanda Campos por Chota y Teresa Bocanegra por Cutervo.
CARRO ALEGÓRICO - Aniversario 1956
EXCURSIÓN 1957 al Callejón de Huaylas - Yungay.
EXCURSIONISTAS EN HARAZ - 1957
EN EL CAMPO DEPORTIVO - 1957
PROF.  GRIMALDO OLANO HERRERA
EQUIPO DE BÁSKET : Octavio Cieza, Ayulo Valderrama, Eduardo Linares. Roque Díaz, Víctor Cardoso y Luis Bocanegra . Con Chalo Gonzáles, Aníbal Díaz y Carlos Alva.

BODAS DE ORO  - 2007














1.-
ADIOS A ARTEMIO VILLALOBOS DÁVILA


LA ASOCIACIÓN DE EX ALUMNOS SANJUANISTAS DE CHOTA EN LIMA Y LA
PROMOCIÓN 1957"GRIMALDO OLANO HERRERA" LAMENTAN COMUNICAR EL SENSIBLE
FALLECIMIENTO DEL DOCTOR ARTEMIO VILLALOBOS DÁVILA PRESIDENTE DE
NUESTRA ASOCIACIÓN Y MIEMBRO DE LA PROMOCIÓN 1957 ACAECIDO EL DIA DE
HOY. SUS RESTOS MORTALES SON VELADOS EN EL VELATORIO DE LA PARROQUIA
NUESTRA SEÑORA DE LA RECONCILIACION (COSTADO DEL CENTRO COMERCIAL
CAMACHO) URB. CAMACHO. EL SEPELIO SE REALIZARÁ EN EL CEMENTERIO
JARDINES DE LA PAZ DE LA MOLINA EL DIA MARTES 15 A LAS 3 PM. .
DIOS RECIBA EN SU SENO A NUESTRO INOLVIDABLE ARTEMIO Y NOS AUNAMOS AL
DOLOR QUE LA FAMILIA SIENTE POR ESTA IRREPARABLE PÉRDIDA..ARTEMIO
VIILLALOBOS ESTARÁ SIEMPRE PRESENTE EN NUESTRO CORAZÓN Y EN EL
RECUERDO DE TODOS NOSOTROS. DESCANSA EN PAZ INOLVIDABLE AMIGO.
--
De:
Ernesto Loayza Rivera (egloayza@gmail.com)
Enviado:
lunes, 14 de febrero de 2011 10:24:13 a.m.

HOY A LAS 5 PM. EN SESIÓN DE DIRECTIVOS DEL COMITÈ DE APOYO DEL SESQUICENTENARIO DEL GLORIOSO, JOSÉ ILLANUEVA DÍAZ INFORMÓ LA IRREPARABLE PÉRDIDA QUE HEMOS SUFRIDO CON LA MUERTE DE ARTEMIO. GUARDAMOS UN MINUTO DE SILENCIO Y ABUNDAMOS EN COMENTA IOS A SU MEMORIA.
ESPERO QUE MAÑANA EN EL SEPELIO HAGAN PRESENTE NUESTRAS CONGOJAS Y SENTIDO PÉSAME A SUS FAMILIARES, A TODA LA COLONIA, A LOS SANJUANISTAS Y EN ESPECIAL A LOS HERMANOS DE LA PROMOCIÓN  1957.
CON MUCHO PESAR   Augusto Bocanegra Gálvez 

NOTA: AGRADECERÉ ME ENVÍES ALGUNA SEMBLANZA DEL OCCISO PARA SUBIR AL INTERNET UN TEMA REFERENTE EN LOS BLOGS "CHOTALINDA"  Y  "MI TACABAMBA".
 
“Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.       (Rabindranath Tagore)
“ La muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”.         
         (Martí) 
“ Cuando doblen las campanas..... haz de cuenta que están doblando por
     ti”.    (Hemingway)

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